El ruido del mar
aturde mis pensamientos
los lleva y trae en la fuerza de sus brazos
esa vitalidad sin descanso
aprieta mi pecho
con inevitable presión.
Las manos, se crispan en los bolsillos del gabán
anudándoseme el horizonte en la garganta
cuando te veo allí
junto al mar, en sus orillas
a contraluz de los infinitos brillos del agua.
El ruido de la rompiente, aleja mis pensamientos
y tu te alejas, por los bordes del mar.
- Autor: Esteban Couceyro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 1 de mayo de 2014 a las 10:06
- Categoría: Amor
- Lecturas: 76
Comentarios2
Hermosa estampa que completas con tus emociones.
Mi afecto y feliz día.
Quizá sea eso lo que nos queda de la vida, impresiones de algunos instantes, apenas eso...
Es agradable saberte cerca.
Esteban
Muy buen poema, Esteban.
Su lectura deja la sensación de haber estado junto al mar, oyéndolo y registrando el horizonte.
Un abrazo
Carlos
¿cuantas veces uno siente haber estado, haber vivido esas mismas situaciones, como si nuestra mente fuese una gran biblioteca, de la cual hemos leído muy poco?.
Hay veces, que cuando leo o veo alguna historia, me siento como el transgresor, que regresa a la escena del crimen.
Un abrazo
Esteban
Yo también he experimentado eso. Quizás gran parte de lo que creemos ser algo sumamente individual sea parte de una gran memoria colectiva.
Lo siniestro, es reconocer un eterno déjà vu, incontrolable en nuestra mente.
Nos deja un cierto gusto contrario a la posibilidad de asombrarnos por el devenir.
En definitiva, me hace sentir algo viejo.
Esteban
Es verdad lo que dices. Algo similar me ocurre a mí, por ejemplo, con las películas.
Quizás no es un mal ejemplo: la vida, una película que de tanto verla al final nos es indiferente.
Un tanto peligroso es dejarse llevar por esa tendencia, es importante luchar contra ello, de alguna manera. Tratando, por ejemplo, de mirar sólo de tarde en tarde un film.
Hace un instante leí y comenté tu poema sobre las rosas, no quise ser discursivo, pero me pareció muy bueno, me gustó mucho.
Se lee de verdad como un relato. Me imaginé a esa chica con su carpeta, con sus problemas, etc.
Amigo Carlos, por lo visto estamos añejados de idéntica cosecha, a la espera incierta del brindis, solo espero que ese brindis se concrete por excelencias de los paladares y no por el costo de botellas tanto tiempo reservadas.
Me ocurre de igual modo, con las películas, me aburren, las adivino, no me sorprenden, me ponen mal. De todas maneras, con indulgencia persevero, intentando nuevamente.
Imaginar, es vivir y demostrás la sensibilidad del observador y como tal tenés, seguramente un millón de años acumulados por esas vivencias aparentemente virtuales.
Esteban
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