Soñé un alerce nuestro,
cubrió con su sombra el mundo nuestro,
nos guareció de las tormentas,
dejó pasar solo los rayos y nuestros cuerpos,
convertíanse en Sol,
de cálidos veranos
y en Luna
de las noches de brillo.
Soñé un alerce abrigo,
como ave en su nido a sus pichones,
amamantó nuestro amor;
un fulgor, otro y otro de tu vientre
tierno, suave, cautivante,
multiplicó la vida
arrullándonos con el viento de la pasión.
Soñé un alerce robusto,
entre ambos retoños con nuestra voz,
y melódicas ramas sonoras, nuestra canción:
una niña de atolondradas sonrisas
y un grito de corajudo pecho, hecho varón.
Soñé un alerce que nos cubría del frío
que el viento nos daba vueltas en derredor,
y en el ocaso,
las cortezas que crecían rumbo al cielo:
seguíamos siendo luna y sol.
- Autor: José Memijos (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 4 de abril de 2009 a las 09:41
- Comentario del autor sobre el poema: Volvi del sur en aquella juventud de mochila y boina al viento, enamorado del verde: arrayanes, alerces, cohiues. Quise traerme todo pero la robustez del alerce marcó un rumbo simbólico. Muchas veces en la vida me lo imaginé para enfrentar las peores crisis, como al viento y al frío los alerces abuelos allá en el sur.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 746
Comentarios3
Hermoso poema, íntimamente unido a la Naturaleza. La anáfora es adecuada al ritmo.
Saludos, José María.
Bello poema, me deleité con cada estrofas. Un placer leerlo. Cálidos saludos. Luz
Bellísima la personificación del árbol , exquisito el mundo de sentimientos que desborda y da ese alerce tan especial
Saludos .Pepita
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