Dejé mi covacha y con paso incierto,
y mis sandalias rotas,
Fui a las ígneas arenas del desierto
A explorar las ignotas
Huellas de vivencias que el tiempo ya
En nada han convertido.
Mi cuerpo de cansancio, amor, está
Debilucho y rendido.
Descanso en el oasis amistoso.
Me alimento voraz
Con fruto del datilero frondoso.
Luego me marcho en paz
- Autor: rodulfogonzalez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de mayo de 2014 a las 12:07
- Categoría: Amor
- Lecturas: 47
- Usuarios favoritos de este poema: Violeta
Comentarios2
LINDO Y SENTIDO COMO SIEMPRE UNA GRAN PROEZA TU ES VERSOS...BESOS
Buenas tardes y gracias por tu opinión, amiga del alma.
Amigo la vida no tiene tiempo para el disfrute cada día es más dulce muy hermoso poema
Un abrazo
Gracias, amigo, pero es duro cruzar el desierto en sandalias Un abrazote.
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