Esclavo tuyo soy, nunca me quejo
Porque tu dulce encanto
Es para mi prisión límpido espejo
Que purifica el llanto
No de tristeza sino de alegría
Que de mis ojos brotan
Por ser prisionera la vida mía
De yugos que no azotan.
Bendigo con pasión y gratitud
A quien grácil raptóme
Para someterme a su esclavitud
Y en su dueño tornóme.
- Autor: rodulfogonzalez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de mayo de 2014 a las 10:38
- Categoría: Amor
- Lecturas: 34
- Usuarios favoritos de este poema: santos castro checa
Comentarios2
Sólo hay que ser esclavo de uno mismo, ja,ja! El resto, el amor, la trsiteza, la alegría no son más que pura química. O al menos eso es lo que dicen los entendidos...Un abrazo
Gracias, amigo, por la observación. Pero no analizó el final del madrigal. Un abrazo desde mi bella Venezuela.
LLevas razón. El final es lo que cuenta. A veces las prisas te traicionan. Abrazos
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