Caminaba por la cintura del sol
con un ritmo que imitaba al de los caracoles
mientras observaba los colores de su pena.
El sol le besó los pies
para apagarle la agonía
y fue cubriendo los silencios de su cuerpo
con el olor de la tierra mojada
y el sonido de un viejo bandoneón.
Caminaba por la cintura de sol.
Caminaba lento.
No miraba.
Tal vez por eso
no vio al sol curarle las heridas,
y no vio tampoco que su pena
comenzaba a desteñirse
y la pena perdió colores
hasta quedarse en blanco.
Y cuando pudo ver,
vio que los colores de su pena ya no estaban
y tomó colores nuevos
y comenzó otra historia.
Jorge Leonardo Torrez
(Todos los derechos reservados)
- Autor: Leonardo Torrez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de mayo de 2014 a las 03:27
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 35
- Usuarios favoritos de este poema: leumas7
Comentarios2
Muy interesante tu crónica a la espera de la siguiente historia.
Saludos.
Aveces nos quedamos atrapados en las penas... cuando la misma vida, el tiempo... el sol... van curandolas poco a poco. Final feliz de la historia.
SAludos,
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.