A mi hijo, Jorge...
Entre tú y yo hay una pequeña diferencia:
Tú cuerpo es chico, algo débil y enflaquecido…
Yo, simulo ser fuerte, a pesar de haber sufrido
Es que a ti y a mí nos separa toda una vida de vivencias
A pesar de la distancia, te veo siguiendo mis huellas
De vez en cuando me detengo, a ver que tus pasos avanzan,
Dejando atrás la distancia, feliz estoy, pues me alcanzas…
Y sé que pronto seré yo, quien irá detrás de tu senda
Al verte crecer a mi lado, veo repetir mi vida
Cuando yo fui niño, también hice travesuras
Y como tú, también jugué a las aventuras,
Aprendiendo a levantarme, luego de tantas caídas
En el teatro de la vida, tu juegas tu papel, y yo, el mío
Ante todo es mi deber, establecer las normas del juego
Debo hablarte de moral y enseñarte valores, primero
Para luego dejarte correr, como lo hace el agua del río
Cuando tus alas sean fuertes, y emprendas tu propio vuelo
Yo quedaré en mi casa, recordando que ayer fuiste niño…
Y cada día al levantarme, esperaré recibir el cariño
De unos pequeños que serán tus hijos, y que me dirán "abuelo"
- Autor: Pedro Pérez Vargas (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 28 de mayo de 2014 a las 09:32
- Categoría: Familia
- Lecturas: 106
Comentarios1
Los hijos son el motor de nuestra maquinaria, por ellos somos capaces de hacer hasta lo que se cree imposible y es en ellos, en donde muchas veces nos reflejamos.
Un sentido poema a su hijo, con claras esperanzas en él.
Saludos cordiales.
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