NOCTURNO A MI AMOR

Mario Alberto Portillo Lopez



         

 

 

 

 

 

 

 

Asomo de fatiga, de impaciencia

son matices de su personalidad;

gestos con aire reflexivo y llenos de reposo,

autoridad inconfundible. 


El esplendor envolvente de la tarde

hace surgir esplendida su figura rubia y esbelta;

que se suma al claro juego de los brillos húmedos

y de las luminosidades transparentes,

atravesando las regiones bañadas

envuelta en el resplandor del fuego que es el sol. 


La blancura de su rostro luce con candidez

cuando evoco su mirada, su sonrisa;

ellas se entretejen inseparables

y me hunden en un estado

de imaginación extraña y de voliciones confusas. 


Su voz…

con esa claridad tersa pero penetrante,

de pronto inquisidora. 


Cuando paseas de un lado a otro

la luz te persigue;

logrando que te integres al paisaje. 


Y esos ojos verdes…

que parecen prolongar la luz

del verde de los arboles;

en un fugaz instante

tu pelo son rizos de oro

de dorados relumbres

que bañan el paisaje. 



Actitud ostensiblemente irónica

de una contorsión muy femenina,

Insinuante y dócil a la cadencia de cada paso,

de la cual huyo pronto para no marearme. 


En su hermosura…

los colores se fusionan y mudan,

la sombra en la luz y viceversa;

la tarde envejece a destiempo

renuncia a su brillo,

se refugia en los atavíos

de los medios tonos. 


Con el contacto de su desnudez

se agitan de golpe mis sentidos

como el mar en tormenta. 


Cuando sonríe anuncia en pleno

la finura de su espíritu;

y la inteligencia despierta y risueña que consigo lleva. 


Autor: Mario Alberto Portillo López.

Todos los derechos reservados.

Seudonimos: Mayin o Kalipso.

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