El lunes aún sigo muerto y el martes me inicia mejor. Desde las alcantarillas luminosas, cegadoras de vendas vendidas y traficadas como las sabanas de los brujos placeres que se esconden en la selva interina. Me miro la mano izquierda y esta no sirve y me dice <La derecha acaricia mejor> y es que es martes y no lunes, por decir que estoy solo.
La luz tímida que se olvida llevarse todos los días su ropa interior, se oculta como el dinero en los culos que se limpian con seda y aun así quedan cagados, sí, pero cagados de la risa de nosotros los macacos del tiempo y el espacio, no ves que el hombre llego a la luna y el agua sigue saliendo una fortuna.
El martes es largo, 16 mil kilómetros aproximadamente, desde aquí hasta allá, no nos queda mucho de la distancia pero el tiempo es corto. El martes me lo tomo solo hasta las 9:45 Am.
Los dedos despiertan más helados, y como oruga me arrastro entre las pieles de mi cama para no tocar el aire, me visto, me vómito… Me regurgito y enciendo el capitalismo entre mis labios, lo fumo, lo ingiero y me contamino y lo hago apropósito mientras reevaluó el concepto de dinero.
Camino y canto las canciones de cuna de Freud, las que me mecieron el sueño con su leve silbido de susurro bohemio. Me canto y camino a la estructura bélica que tiene serios problemas conmigo y yo con ella no tengo, ni quiero tener, contacto labial con su fálica forma que desconcierta el pensamiento más noble que puede salir, entrar, salir, entrar, salir de ella.
Salgo de la estructura subhumana para llegar a la interacción sobrehumana de tejidos transportados por fuerza y la poca necesidad de ser y seguir siendo una vulgar edificación esquelética.
No duermo y ni distingo cuantas horas llevo fornicando con el insomnio, no veo que el reloj avance y es que está mal la economía para priorizar el instrumento de tiempo como algo completamente necesario para ubicarme en un día de la semana, de seguro terminó el jueves a las 5:30 Am del viernes, y es que los días son menos egoístas que nosotros.
Y es viernes, no puedo dormir, no puedo vivir, no quiero asistir a el deber empresarial de que me violen los complejos de gerentes, y me expulsen de mi idea, que me expulsen como la mierda que les sale del culo, no quiero creer en que la imagen es más importante que la introspección del pensar.
Yo quiero creer en que el mundo se termine. Yo quiero creer en que pasado del segundo bloque de adobe ¡mis poros sangraran y gritaran estoy vivo! te siento entre los dedos de mis pies hasta la entre eternidad que guardan tus deseos más morbosos y que solo puedes contar conmigo, como el contar de Benedetti y no como el contar de los intelectualoides entre calculadoras
Te contare los lunares, los gemidos, los centímetros que abres tu boca cuando te penetro fuerte o despacio, te contare las historias más eróticas mientras tu paladar acaricia mi pene ¡y es que es viernes amor! Y soy salvaje porque no quiero ser humano, porque la humanidad se pudre en sus creaciones, dependen de su deseo egocéntrico de crear y depender de lo que ellos mismo hicieron ¡Amor, amor, amor follemos! Por lo menos hasta que termine el viernes y seas de los libros y no mía.
Del viernes hasta el domingo los mortales, por decreto de ley, salen a vagabundear en las calles y los envidio, por decreto de tradición y control sostienen una copa o se fuman un cogollo y en el peor de los casos unos porros tóxicos de maquinarias mercantiles y en el mejor de los casos todo junto. Yo me muero, me embriago de letras innecesariamente buenas, me embriago solo y triste, sin interacciones y defecando en mi asiento, inerte, sin levantarme al baño y es que no quiero compartir con ellos aunque sean más felices.
Y es lunes y la deprimente situación me come como el Krokodil y me siento más vivo que muerto, porque sufro, solo hasta las 1:15 PM soy bestia y no humano.
- Autor: srakkin ( Offline)
- Publicado: 2 de junio de 2014 a las 02:02
- Comentario del autor sobre el poema: Un poema un poco más largo de los que acostumbro.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 49
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