Aviso que he vuelto después de muchos años ausente.
En la modesta faena cotidiana,
vale la pena tomarse
un momento de respiro
sin tener en mente la rutina,
sin planear la jornada de mañana,
sin estar preocupado por la paga
por el trabajo merecida.
Tomarse un momento
para percibirse vivo,
para sentir que late el corazón
sin perder su ritmo,
que los pulmones se llenan
del aire que no cuesta nada.
Para maravillarse del pensamiento
que vaga en un instante
lo mismo hacia atrás
que hacia adelante.
Para escuchar el suave
canto del agua derramarse
mientras alguien más
friega los platos.
Para imaginarse cómo
se forman en el interior
del ojo las figuras que se tienen
al alcance. Y cómo
viajan por los nervios ópticos
hacia las profundidades
del cerebro que interpreta
el mundo que percibe.
Un respiro, un tiempo de calma
que nos regala, la vida
entretanto las suaves notas
de una guitarra se descargan
al interior del oído.
Y haciendo a un lado el sueño,
tomarse un pequeño espacio
de existencia, para mantenerse
alejado de las funestas historias
del noticiario. Y agradeciendo
a Dios sin tener que seguir
una rutina impuesta,
sin palabras, en el lenguaje primitivo
del alma, decirle simplemente:
Gracias mi Señor, porque
mi estómago trabaja y mis manos
aun inquietas, escriben estas letras
sobre un teclado, y mis pies,
aun me sostienen sin ayuda.
Porque en este instante no requiero,
ni medicamento ni dinero
para estar satisfecho de estar vivo.
- Autor: Carlos Cabonaro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 4 de junio de 2014 a las 02:49
- Comentario del autor sobre el poema: Nada hay de especial en este poema que he escrito. Tan solo es un relato de un momento de reposo.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 38
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