DE FUEROS Y BECERROS
El alma solitaria sobra en su fuero,
beben la fuente con boca en desgracia.
Son el cuerpo fantasma de las nocturnas miserias,
el día infausto de los astros con paraguas.
Sobre su cabeza llueven copas
de postrados hojarascas.
rojas catedrales desmoronan pesado mármol y
en la levedad de su ser se consume el blanco.
Progenie de abandonadas estrellas,
el oscuro cielo es su única ventana.
La salida de la llaga es falsa gasa de palabra
entre los azotados becerros que bajo el golpe
del martillo no envejecen hasta carneros.
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LA CALLE DE FALSOS BOSQUES
Es la avenida del espeso silencio...
Sólo las hojas cantan en la ancha claridad del aire
donde el viento envuelve su propia voz/
La vastedad se hace espacio desnudo,
algún temblor vibra la grisina de una casa
y una enredadera como alga desesperada
aferra su cuerpo a los barrotes como un nudo/
Yo voy flotando en la tarde libre de horario.
Nada soy si no abandono...
Abandono de mano ajena que me ha abandonado,
como el fijo destino que destierra los anhelos
pero aun mi boca de agua protesta en deletreo/
A los vuelcos.-Tropiezos y giros-
Me animan los troncos espías memoriosos de besos/
Mimetizo mis pies de caracola herida
que a cada paso resuman música de alarido..
La acera me inclina su antiguo canto entonado/
Al fondo...
Ya nadie espera mi llegada..
Me hago del viento
y el viento es brisa fuerte peregrina/
Sigo con mi apagada sombra conviviendo
y los largos silencios van ahogando mi saloma marino,
es la tarde que aprieta como desierto cinturón de madrugada/
Entre los fuertes árboles de la calle sostenida
una paralela de dos brazos esforzados me sustenta.
Por detrás y delante de mí sigue constante mi sombra compañera,
para mitigar el abandono de las voces
taconeo cuando caigo a cada esquina/
A los flancos la deriva
hace su espera
y la infinidad de la calle se hace gruesa avenida.
Va encerrando mi palidez de negra harina machacada
sin que expulse su albor puro amasijado/
Recuerdo mi antigua marcha en esta calle,
cuando el sol brillaba sin jaula
y la luna esculpía sonrisa cristalina,
antes de mis abandonadas manos tibias
que hoy lucen gélidas de herrumbre/
Perpetua condena de iguales días/
La calle es del viento y el viento no declina,
persigue mi atlas errante de soplada lumbre
apagada en fuertes brisas/
Riego de agua pesada son mis alas golondrinas/
Mis dos alas que no se amigan
ni planas se enderezan
cuando mis húmedos pies transitan la niebla espesa
me voy hundiendo en cada peldaño de cadalso
se va perdiendo mi antigua forma de hombre libre que camina
y la soledad me puebla, impiadosa,
de verdes y bosques falsos /
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- Autor: RICARDO ALVAREZ ( Offline)
- Publicado: 4 de junio de 2014 a las 13:52
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 44
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