Aunque lluevan notas
de un violín desafinado
será esta la última lágrima de sangre
derramada en nombre de tu amor.
Encenderé el último cigarrillo
con las llamas de tus labios
y beberé del universo interminable
de tus ojos de arena, tierra y musgo.
Te escribiré en el silencio
del océano de cristal que dejaste
fusionándose con las hadas y duendes
que pueblan la sal de tus manos.
Volaran sin norte ni tiempo
las mariposas hambrientas de mi alma
en busca de nuevos mundos sin ánima,
al acecho, en tierras de nadie.
Y se dormirán los vientos
al mando de un timón de madera,
siguiendo sueños a la deriva del tiempo,
muriendo bajo el gris metal de la espada.
Karen Morello Andreoni.-
Comentarios1
Hermoso poema; aunque, nostálgico y de búsqueda, nos engalana con su sencillez y ternura (débil y con lágrimas) buscando un rumbo. Y con la determinación a que sean las últimas lágrimas y aunque escrito lo llevas en el alma, nunca es tarde para volver a empezar.
Eres genial amiga poeta.
Un saludo cordial a la distancia.
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