En una noche cómplice
donde la luna estaba presta para los dos,
así nuestra osamenta de pudor
fue hallada por el alba.
Yacían nuestros restos
por evidente trauma de pasión.
Inhalar exceso de rocío
y exposición constante de luz radiante blanca.
Tus manos,
me secuestraron la piel.
Tus labios, amenazaban mi cara.
El leve respiro tomó a mi mente de rehén;
mientras tus ojos,
me interrogaban el alma.
-¿Me amas?
Gritaban tus ojos.
-¡Te amo!
Susurró mi mirada.
Y entre tanto sentimiento
el corazón encubrir,
dejé que mi cuerpo entre las sábanas
su amor testificara.
¡Muerto desde la primera vez!,
para resucitar con la misma escena de amor
cada mañana.
- Autor: Arqroblori (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de junio de 2014 a las 22:04
- Categoría: Amor
- Lecturas: 46
Comentarios1
maravilloso poema, sensacionales letras.
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