Agarras un rosario entre tus manos,
como pidiendo a Dios, que escuche tus mentiras;
son tantas ya, que acudes a un llamado,
pero hasta el mismo Dios, se aterra al oírlas.
Que falsa eres, mujer que eres maldita,
como te atreves a engañar al soberano;
podrás hacerlo a un hombre de la tierra,
pero al Gran Señor, no trates de inventarlo.
Suerte has tenido, no empece a ella reniegas,
pues tus acciones, nutrientes del pecado;
te han hecho mala, perversa y traicionera,
y han descubierto tu corazón malvado.
Y yo que te creía un ángel terrenal,
quise creerlo sin saber tu pasado;
sin escuchar a los que me advertían,
que no siguiera tus huellas ni tus pasos,
porque serias mi trago más amargo.
Pero aquel hombre que no escucha consejos,
y se enamora, de lo no conocido, una mujer;
pasa a sufrir sus penas y amarguras,
y hasta, como hoy yo he llorado.
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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita
- Autor: José Miguel Pérez Amézquita (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 10 de junio de 2014 a las 11:05
- Categoría: Amor
- Lecturas: 40
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