Perseguida sin cesar y sin piedad,
Hombres y jauría, sin dolor por su dolor,
Desean algo en ella: apaciguar el ardor
Movidos por la simpleza de su ansiedad.
El sonido de las gotas plomizas
Retumbó sonoro en la carne rosa.
Y el miedo fatuo en la cierva reposa
Mientras los labios destilan sonrisas.
Sola en el basto círculo del todo.
Sobre el suelo frio, cerca de la nada,
Se enluta la preciosa vida amada;
Prisionera bajo este cielo pardo.
Un velo oscuro rodea con ligereza.
Un mundo se apaga en los ojos turquesa.
- Autor: Hectorin caballero ( Offline)
- Publicado: 23 de junio de 2014 a las 16:10
- Comentario del autor sobre el poema: era una mañana nublada, tranquila para mi en mi cementera y resulta que unos cazadores asesinaron a una pequeña cierva en mi terreno, claro es normal pero senti tristeza al ver como la traian y los perros se peleaban por lamer su sangre. y me senti obligado a escribir esto. si, en verdad sus ojos eran color turquesa (la imagen es de una pagina web: cazaypesca.superforo.net)
- Categoría: Triste
- Lecturas: 40
- Usuarios favoritos de este poema: cecily olwood, Amaida Bueras
Comentarios3
Emocionante sentimiento poético el que nos presentas.
La jauría de dos patas y de más patas es una actitud que deploro, pero que es preciso poner en evidencia.
La elegancia de estos animales en plena naturaleza agreste es merecedora de tus versos.
Saludos.
Me gusta mucho tu poema, y me trae recuerdos de mi infancia, yo viví en el campo y vi muchas veces a los cazadores con los animales que habían cazado, yo sentía mucha pena...
Un abrazo.
hermoso pero tan triste...
sin querer, al leerte me sentí así, triste...
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