Estoy empezando a tener pesadillas,
pero mis pesadillas no tienen monstruos, ni sustos,
ni muertos, ni brujos.
Ni oscuras habitaciones, ni castillos embrujados,
ni pasillos sin fondo, ni tétricas canciones.
Estoy empezando a tener pesadillas,
pero no hay guerras, ni conflictos.
Ni caídas a precipicios.
Ni locos sacados de quicio,
que intentan asesinarme.
Tengo pesadillas mucho más terribles,
aquellas en las que quieres dejarme.
Donde cruel e imponente como el tiempo,
dices que has dejado de amarme,
y te alejas, con paso lento.
Tengo pesadillas mucho más terribles,
en las que tengo que irme, porque me pides que lo haga.
Donde tu frialdad es como una daga,
que me apuñala por la espalda,
y rasga lentamente mi alma.
Tengo pesadillas mucho más terribles,
donde veo ríos de lágrimas de sangre,
y algo después del atardecer,
cuando termina de caer la tarde,
descubro que son mías y salen al mirarte.
Pero tengo pesadillas mucho más terribles,
aún más que todas las anteriores.
Son aquellas que tengo, en mis noches de reflexiones,
donde sueño con lo nuestro, con todas esas noches.
Donde reíamos a la vida y a la muerte alejábamos,
¿Sabes? Las sigo añorando.
Y pienso en lo nuestro, y recuerdo que ya no tenemos nada,
que lo nuestro es "historia pasada"
y que ya no tiene remedio.
Entonces podría decirte,
que mis peores pesadillas,
son aquellas donde sueño con lo nuestro,
me doy cuenta que es imposible,
y descubro que estoy despierto.
- Autor: Octavio (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 24 de junio de 2014 a las 19:47
- Comentario del autor sobre el poema: "Pesadillas", escrita a aquel amor adolescente que me ha dejado tan marcado, aquella que de un día a otro, por una noche de excesos decidió dejarme. Ah ¡que recuerdos que me trae! Nuevamente debo agradecerles por dejarme compartir lo que escribo desde el fondo del alma. Espero les guste. ¡Saludo cariñoso, a todos!
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 112
Comentarios1
Amigo Tavo, eso no es amor, es aprendizaje de amor
abrazo
bambam
Tal vez, nunca me detuve a pensarlo... Muchas gracias por regalarme unos minutos de reflexión, y también, por detenerte a leerme. ¡Abrazo!
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