Un abuelo en el afán
de su dura brega
con alegría sin par
montó una bodega,
allí con sonrisa serena
vendía víveres al detal,
panes, dulces y enlatados
arroz, azúcar y sal
y una lista de insumos familiar
que vendía en la barriada entera
con mínimos porcentajes de ganancia
donde con humildad y sin jactancia
se hizo próspero lentamente
con el trabajo de su frente
que era su único secreto.
Pero el anciano asumiendo el reto
de su crecimiento comercial
cometió un error fatal
de usar como ayudante a su nieto.
aquel joven rebelde y muy discreto
sustraía de la caja el dinero
y entregaba mercancía a sus compañeros
sin cobrarle ni un centavo;
luego salía entre risas y juegos
arruinando así al pobre abuelo
que tanto en él había confiado.
Hoy la bodega está cerrada
no hay dinero ni mercancía
producto de la triste osadía
de un mal nieto que reía
al saquear la bodega de su abuelo,
y el anciano entró en desespero
al verse de pronto en la pobreza
y muchos recuerdan en el pueblo
a ese viejito que murió de tristeza.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Derechos de Propiedad Reservados
Bajo el Número 0614-1214
Maracaibo, Venezuela
- Autor: Diaz Valero Alejandro José ( Offline)
- Publicado: 25 de junio de 2014 a las 09:01
- Categoría: Sociopolítico
- Lecturas: 31
- Usuarios favoritos de este poema: DELICADA ABRIL
Comentarios2
ah!
cuántas veces el descendiente acaba con la fortuna y vida de todos los que le rodean y sin ninguna pena
ni siquiera se entera...
Saludos Alejandro
😉
Triste el poema que compartes, pero cuantas veces sucede que los familiares se aprovechan de los que lucharon con esfuerzo y tesón.
Es muy dura la vida.
Saludos amigo.
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