Si te afligen mis silencios.
Si mi quietud te preocupa
no creas tener la culpa,
la culpa es tan solo mía
por no tener escondida
ni saber cómo se oculta
una herida que me abruma
y solo muestra que sangra.
Tu alma tiene una brasa
que te quema y te subyuga,
que se advierte y se vislumbra
en tu ausencia de alegría.
Es una punzante espina
que está clavada en mis ojos.
Mi inquietud no es un antojo,
no he de asumirte perdida.
Las ansias que a ti me unían
son cadenas que están sueltas
y están abiertas las puertas
como siempre lo estuvieron
que no estés triste, prefiero,
ni matar tu voluntad.
Quiero bridarte la paz
y emprendas vivaz tu vuelo.
Si te hostiga en contra el viento,
mis brazos te han de esperar.
© ESCRITOR INGEL LAZARET
- Autor: Escritor Ingel Lazaret (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 27 de junio de 2014 a las 11:53
- Categoría: Perdón
- Lecturas: 94
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