Me enamoré de ti desde el momento en que te vi.
Te tomé entre mis manos y te contemplé
por horas y horas. Supe que no había
nada más hermoso que tú. Pero te perdí...
Días, semanas, meses preguntando por ti,
pero nadie sabía dónde estabas.
Dejaste en mi corazón un vacío enorme
que sólo tú puedes llenar. No paré de buscar.
Después de tanto buscarte, de tanto preguntar
por ti, me dieron tu posible paradero, y fui
a ver si te encontrabas ahí; así fue...
Cuando llegué, le pregunté a un hombre
por ti y me contestó: "Aquí está"...
En el momento en que te vi otra vez, mi
corazón volvió a latir como la vez primera
que te sostuve con mis manos. Era feliz...
Te tomé con una mano, y acercádote a mi
rostro, percibí tu maravillosa fragancia
natural, que sólo tú tienes. Encontré en
tus palabras un prolongado regocijo al
hablarme de una de mis pasiones, me hiciste
vibrar como la primera vez que te abrí,
como la primera vez que abrí tus páginas
llenas del hermoso conocimiento del universo...
- Autor: Carlos Alberto Cuevas Montes de Oca (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 30 de junio de 2014 a las 19:41
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 148
Comentarios1
Tengo que confesar que en principio creí que tu poema estaba dedicado a una mujer, después creí que a una flor, finalmente pienso que hablas de un libro, pero no me queda claro si es de un libro en particular o del libro en general.
En cualquier caso me ha gustado leerte.
Un abrazo.
Muchas gracias por tu comentario, puesto que así fue que escribí este poema, para que pareciera habla de una mujer o una flor, como tú lo entendiste y al final develar que se habla de un libro.
Me refiero a un libro específico: LA TEORÍA DEL TODO, Stephen W. Hawking.
Gracias por leerme! Saludos!
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