Por si me lees.

Por si me lees, quiero hablarte de tus manos, de lo bien que habrían quedado desabrochando las cremalleras de todos mis vestidos y todas mis cicatrices.

Por si me lees, estaría bien que supieses que mis pies ya no buscan los tuyos debajo de las sábanas, ni bailan por el asfalto con la ligereza de las hojas del otoño, arrastradas al ritmo de canciones que ya nunca suenan en nuestra radio.

Por si me lees, me apetece contarte que mi corazón se ha declarado en contra de todos los latidos que bombeaban historias de un final con arrugas y toda una vida fotografiada.

Por si me lees, debes saber que ya nada huele a tu perfume, porque la vida se ha vuelto tan inodora que me cuesta recordar si quiera el olor del café recién hecho y el sexo aun latente entre cuatro paredes que no sabían de tus huidas.

Por si me lees, quiero que sepas que mi mano izquierda tiene suficiente con la derecha, y que ya no necesitan los diez dedos de las tuyas que se enredaban en mi pelo y lo volvían aun más rubio.

Por si me lees, mis pulmones ya no buscan respirarte, y viven de un nuevo aire de las calles más turbias de una ciudad que se hace poesía entre edificios tan faltos de gracia como lo es ahora todo lo que te escribía.

Por si me lees quiero contarte, que entre el futuro y yo no hay nada, se acabó justo cuando dejaste de relacionar las noches de copas y petas con mi vestido rojo; y el desenfreno y las faltas de respeto, con mis bragas por el suelo.

Por si me lees me gustaría confesarte que lo siento. Y que se que tú también. Que tal vez no sea nuestro momento, y que quizás nunca alcancemos a tenerlo, pero aun a pesar de habernos besado en un tiempo que no era el nuestro, no puedo decir que me arrepiento de haber congelado mis dudas entre tus hielos.

Por si me lees deberías saber que mi cama no está en huelga pero que mi mente se ha negado a recordar versos que no hablen de tus miedos y rarezas. Que mi cama está abierta porque la vida no ha querido pararse, aun a pesar de mis insistencias, pero que mi memoria sigue construyéndose la torre Eiffel apilando tus defectos.

Por si me lees quiero contarte que Bukowski ha reescrito la frase: ‘’no busques lo que amas por si mata sin estar muerto’’; Y que he amenazado a Cortázar a tiro de lectura para que deje de hablar de ti como si te conociera de todo la vida. Todos los demás han huido, y no encuentro ya los libros en los que se cobijaban.

Por si me lees me apetece decirte que la luz apagada ya no es sinónimo de follarte. Ahora solo trato de dormir y no pensarte; quitarme de las pupilas tu última imagen y las mil anteriores, pero no es tan fácil desechar el arte.

Por si me lees creo que te gustaría saber que a lo mejor te olvido un poco antes, porque esto se me está haciendo complicado y con tanta ropa ya no me salen las cuentas; que mis pecas se han mudado a otra nariz que si tengan quien las cuente.

Y ya en último lugar, por si no me lees, deberías pasarte, porque ya que no se hallan nuestras bocas, ni nuestras manos, ni nuestros planes, deja que se hallen nuestros ojos entre líneas que hagan poesía todo lo que duele el despertarse y no ver que abarcas la cama con la misma facilidad que me abarcabas la vida.

Los folios.

Las expectativas.

Y cualquier cosa que te propusieras.

Por si me lees, no vayas a volver si ando a punto de olvidarte, porque yo nunca podré decirte que no, y tú, tú solo sabes decir que sí.

‘’Que sí, que se acabó, pero que vendré un par de noches semanales a recordarte que me recuerdas aun cuando los recuerdos parecen esfumarse’’.

 Y no lo hacen.