Hasta un crucifijo
de olvidada ermita
bálsamo exquisito
atrájome un día.
Por entre las rejas
pasaban fragancias
de frescas ofrendas:
tus manos y plantas.
Sobre el blanco altar,
dentro de tus llagas,
me abriste de par en par
dalias de esperanza.
Y dije entre lágrimas,
hacia ti clamando:
«¡Oh si me otorgaras
besar tu costado!»
Y tú en mi pecho
pusiste azaleas,
que aromas de beso
siempre en él desprendan.
- Autor: Juan de España (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 12 de julio de 2014 a las 16:44
- Categoría: Religioso
- Lecturas: 30
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