Días indiferentes al mañana,
días que llueve hasta mas no pedir
y hace los ríos con ímpetu fluir,
cielo de bronce y nubes de porcelana.
Días que la esperanza es color grana,
cuando la puerta no se puede abrir,
cuando no se puede entrar ni salir,
y días que el sol brilla en la ventana.
Porque aunque cada día es diferente,
viene cargado de afán y de mal,
y de ellos hay que escapar diligente.
Fiándonos de Dios primeramente,
su reino y su justicia es principal,
y de ello, el bienestar es consecuente.
- Autor: Manny (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 14 de julio de 2014 a las 13:55
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 25
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