He llegado a la conclusión de que la mejor manera de olvidar parcialmente un recuerdo, es escribiendo.
Lo atrapas entre hojas, y dejas que viva, pero solo allí, bajo supervisión.
No puedes enterrar orgasmos que no dejan de respirar, y esa es la única forma de darles cobijo sin sentir que te paralizan el presente.
Hay manos tan bien esculpidas, que se cogen con fuerza a tu memoria, y no dejan que pienses en otra cosa; te programan el día, las horas, y te hacen títere de sus antojos.
Creo que la vida se resume en dejarse llevar.
Al precipicio.
A la cama.
O de paseo a otro corazón.
Contarle a otros oídos la derrota y exponer tus heridas de guerra, que nunca es cobarde quien participa en la batalla, por más balas que le hayan alcanzado.
Hablarle a otra sonrisa de su sonrisa, y dejarse desnudar con la pérdida latente en las pupilas.
Al llegar casa, colgar la esperanza en el armario, la quinta percha a la derecha.
Y soñar. Soñar con el mar y la marea. Que sube y nos ahoga en las cientos de oportunidades que hemos dejado escapar.
Un cielo lleno de estrellas que juegan a parpadear por tu cuerpo, algunas zonas de luz y otras de sombras, dibujando la exacta definición del amor, de la fe, de todo lo que me mantiene con vida mientras me la quita.
Si abres los brazos de par en par, me parece ver el infinito.
O sino, al menos algo que se le parece mucho.
Hay días en los que te imagino viejo, con arrugas que hablan de los años.
Con años que hablan de la vida y de todas las camisas que me habré desabrochado para tus instintos.
Otros días te miro desde la ventana cruzar la calle, como si flotaras y todo pareciese menos real desde que tú pareces más de otro mundo; entonces me pregunto si en algún momento fuiste mío de verdad.
De la misma forma que se conserva una carta, una promesa o una deuda.
He sido cobarde.
He sido ausente.
He sido demasiado y otras, a penas he estado.
He sido puta.
Poco prudente.
He sido una cría de veintitantos años.
He sido tantas cosas, que probablemente me halles diferente en cada uno de tus recuerdos.
Me encontrarás en la morena del pub de todos los sábados, con la acabaste montándotelo en el baño.
En la chica de las trenzas que tímida te mira detrás del menú del día.
En la de la primera fila de tu clase de literatura.
Y al final caerás en la cuenta de que me conocías sin conocerme, y que quizás por eso se entienden nuestras lenguas, tal vez por eso hablen el mismo idioma nuestras pieles.
Que compartíamos poetas, y se hallaban nuestros ojos en lo leído. Y en eso siempre hay un poco de amor.
Me llueven las pupilas, y huele a madera mojada. Debo de ser lo más parecido a un sauce llorón.
Y lloro porque estás tan guapo, que me duele que no sea mi espejo frente al que te contemplas.
¿De veras nunca suena mi voz en tu memoria?
Me gustaría que me llamases para confesarme el color de tu corbata, y poder ponerme las bragas a juego, que por ser tu pareja de baile esta noche, yo convino lo imposible y me pongo a la altura de los hoyuelos de tu sonrisa.
Aunque sea con tacones.
- Autor: AmparoIglesias (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 16 de julio de 2014 a las 09:39
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 95
- Usuarios favoritos de este poema: diovamny, , yo_capo77, jaquemate, Felix Olivares
Comentarios4
Muy lleno de reflexiones, de acuerdo con que el escribir alimenta el alma y mantiene la mente lejos de recordar quizás cosas ya inútiles.
Un abrazo
Muchísimas gracias, es fabuloso que coincidas conmigo, y que pases por aquí!
Amparo.
Me encanto tu poema!!! Esta bárbaro, lleno de amor, pasión, metáforas y muchas verdades!!! Hermoso!!!
Muchísimas gracias! Es placer que halles sentimientos en lo que escribo, porque no hay nada más importante que ser capaz de transmitirlos.
Miles de gracias por tu visita, y por tu tiempo y por tus bonitas palabras.
Amparo.
no tengo corbata... hoy. Pero me encantó... tu prosa, con el atrevimiento que te caracteriza.
... .bueno, no se si dije algo... pero al leerte me quedo algo así como pensando en muchas cosas.
A veces las corbatas se llevan sin llevarlas, no crees? La elegancia, por dentro...
Es fabuloso que te guste, y me halaga que te haga pensar.... es genial.
Y aun lo es más recibir tus palabras.
Amparo.
coincido contigo de que la mejor manera de olvidar es escribiendo...
hermosas palabras
Muchísimas gracias, es genial que coincidas conmigo!
Un beso enorme.
Amparo.
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