Reconciliación

Se agitan tus manos, 
nadando libres en este mar de pensamientos, 
moviendo memorias que ya no te matan, 
cerrando los ojos, sintiendo mis besos; 
olvidando navajas que cortaban el pecho 
que suspira anhelante por mejores momentos. 


Tu velo acompasa las gotas que arden al viento, 
frágiles, líquidas verdades que te salen del alma; 
ojos que miran, me aman, me odian; 
danza terrible que lleva tus pasos, 
queriendo cubrir las huellas en agua de plata,
que refleja los gritos, que de noche te atrapan.


Gira tu vida, 
siguiendo estelas que en espuma te miman, 
cantando sonetos que procuran tus risas, 
sabiendo que un falso tormento se eleva en el cielo, 
cuando la sangre violenta desata tus celos.


Se acerca tu luna, 
traviesa consorte que guarda un recuerdo, 
moja tu cuerpo y calma las olas 
que quieren tenerte sujeta de un cepo. 
Destilas esencia que cubre tus penas,
perfume plagado de amor, que casi revienta; 
croma que asoma el deseo que queda, 
arrullo de versos que aún te veneran.


La brisa me lleva y mi mano te toca, 
se pierde en la bruma,
con la tímida palabra que dibujo en tu cara; 
te abrazo, te lleno con versos que mis labios taladran; 
busco tus ojos, se pierden cautivos de la noche que te habla;
y lloro, sustancia de adentro que es más que mi alma,
un sueño bendito, que te ama en el alba.