Con una sórdida armonía,
como calculando cada paso de manera matemática,
cruza la araña mi reducida alcoba.
Va al acecho de alguna alimaña que le llene sus fauces.
Yo la observo con un encanto inusual,
es la frágil belleza de la vida la que va consigo.
Me pregunto de dónde salió y si será consciente de mi acecho,
de mis ganas de ser araña y no ser consciente de que lo soy.
Lentamente, con sigilo arácnido, pasa entre mis zapatos negros.
Sigue su camino, indiferente de estar en la mira de mis ojos.
Qué les importa a las arañas que se les observe con curiosidad pueril.
Son angustias mías, no de ellas.
Se va entre mis pensamientos,
perdiéndose en las rendijas de mi éxtasis contemplativo del paso de una araña.
Se va porque se le antoja que no me le cruce n su trayecto.
Se va porque así lo disponen sus patas,
no mis ojos.
- Autor: Franco (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de febrero de 2010 a las 00:20
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 75
Comentarios2
vaya,vaya.. tu poema es hermos0...
un beso en la distancia
Querido amigo, la araña es la excusa perfecta para dialogar con los espacios, las interioridades del ser místico, el dios que mira desde las alturas y contempla al asesino . jejeje ya ves cuantas cosas leo 🙂 entre lineas, eso sí.
Me ha parecido muy interesante tu poema.
Un abrazo.
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