Desayuno
Tomé la taza del color del día,
tenía el sol mezclado con azúcar,
un poco de café, dos damiselas
hechas de pan con queso y mermelada.
Y ungí mis labios en un río hirviendo
de noches sin dormir, de gran nostalgia,
y el primer sorbo me lo dijo: vives,
y fue el segundo el que indicó: descansa.
Entonces me bebí las alegrías,
me devoré mi pan, miré mis manos,
atesoré el calor del dulce desayuno,
me sentí recobrando el mar y el ancho mundo.
Y es que a mi alrededor ya naufragaban
las mutuas esperanzas, los amores,
y es que en las calles múltiples ladinos
asaltaban farmacias y a señoras.
En cambio tras beber vi que en el puerto
la goleta esperaba por el trigo,
las olas revolvían un cadáver,
ya pronto se despierta, repitiendo,
y allá, las ávidas gaviotas altaneras
mordían el cristal del horizonte
y de mis ojos ciertos lagrimones,
que no por más salados aumentaron las mareas.
Así acabó el regreso a la jornada,
el firme comprender que todo es bueno,
así dejé la taza en mi maleta,
cuando quieras y haga falta
yo contigo la busco y desayuno.}
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
25 07 14
- Autor: Óscar Pérez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de julio de 2014 a las 18:34
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 90
- Usuarios favoritos de este poema: antonecar
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