"Y como las flores
vamos muriendo..."
Avanzo lento,
y mientras te sigo a tientas,
siento tu sabor a nunca
y que me apago
de no mirarte con mis manos de ciego,
de no sentir tu aliento de fuego
que me quema de no tenerte
y de no exactamente quererte
todavía, pues no sé
ni quién soy yo
ni qué darte
u ofrecerte de este mundo
tan infame y ruin,
podrido por dentro y desde fuera,
y, a su vez, tan bello y efímero
que no abarco ni a mirar un triste destello
de tu lozana ciencia de amor infinito
e infinitamente cambiante de cuerpo,
pues tu voz siempre me sabrá a nunca
en todos los sitios
y en tantos momentos,
que el mundo no tiene la culpa
de que sea yo
tan consciente
(y tan inconsciente)
de que la flor se marchita,
y, en ella,
sólo pueda sentir
mi lenta
y fatigosa muerte...
Y es que vales tan poco,
me vales tan poco ya, Amor,
que encontrarte nunca valió nada
y ni la más dura soga pudo atarte
a este loco cuerpo,
tedioso muerto que aún camina,
del que mudaste,
del que huiste y dejaste
pensando él solo
lo poco que llora
cuando te está llorando...
(porque te sigue oyendo,
tan bello y efímero,
tan cambiante de su cuerpo,
porque te sigue buscando
en este mundo tan muerto
por el que sigue andando,
y tú a tientas lo empujas
con tu sabor a nunca)
- Autor: Esperpento ( Offline)
- Publicado: 27 de julio de 2014 a las 17:31
- Categoría: Triste
- Lecturas: 76
- Usuarios favoritos de este poema: Coty
Comentarios2
Es reconfortante hallar piezas de esta magnitud amigo mío. En varios versos me encontré a mí mismo en plena lucha de sentimientos. Espero seguir leyéndote. Saludos.
Tiene tristeza y tiene fatiga, pero tiene a la vez, respeto y esperanza. Creo que resume muy bien la idea que muchos tenemos sobre el Amor. Esa fuerza que nos conduce por caminos inexplicables y que de repente sorprende con inusitadas formas para tocarnos y conmovernos. Lo importante de estas líneas es el reconocimiento de que aunque Amor sepa a Nunca, el ser humano siempre tiene la opción de vivir por y para la búsqueda del amor, porque a fin de cuentas, el Amor intangiblemente, como un fantasma, llena ese Todo y esa Nada que nos envuelve a diario. Me encantó Ng!
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