En tu fuente encontré el aroma perdido
(corona de décimas)
La pasión se viste grana
con fragancias de rosales
dando siega a los juncales
que tapaban mi mañana.
De tu fuente por fin mana
y me llega concurrido
un querer apetecido
que refresca mas no hiere
y que baña al que lo quiere
de un cariño merecido.
I
La pasión se viste grana
y con ella la alegría
pace clara siendo mía
alegrándome la cana.
Era tarde en la toscana
rodeado de frutales;
¡unos ojos sin iguales
en los míos se posaron
y su llanto lo calmaron
con fragancias de rosales!
II
Con fragancias de rosales
clareció cual primavera
que se siente y sin espera
nos regala sus caudales
de perfumes pasionales.
Entre muchos emitidos
los suyos fueron nacidos
para a tiempo ser vertidos
y sanarme de fangales;
¡dando siega a los juncales!
III
Dando siega a los juncales
fortifican a mi vida
y la dejan destupida
sin las marcas de puñales.
Siento ahora los zarzales
alejados de mi gana,
¡viendo que la llaga sana
y la llena con su amor
siendo parte de un olor
que tapaban mi mañana!
IV
Que tapaban mi mañana
y ocultaban la alegría,
dando ritmo y melodía
a una partitura vana
que se adueña de la cana.
Son acordes sin fisuras
aliñados de frescuras;
y a los pies de las dulzuras
de un amor que llega y sana,
¡de tu fuente por fin mana!
V
De tu fuente por fin mana
el licor que más deseo,
el que ansió cualquier Romeo
recibir de su lozana.
Hoy con fuerza se desgrana
dando paz a lo temido;
y con ansia ese latido
acompasa al buen querer
que su tiento me hace ver
y me llega concurrido
VI
Y me llega concurrido
siendo pasto de tristezas
y limpiando de impurezas
cuanto mal haya florido
y en el fondo se ha cogido.
Viendo el tiento que me quede
dejaré que libre ruede
a su vera si concede
en futuro bien tejido
un querer apetecido
VII
Un querer apetecido
es vertido por mis venas
siendo el amo de las penas
que mi tiempo haya tenido.
A la vez aquel quejido
se calmó sin que tolere
al dolor sino que muere
por catar todo el sabor
y ser parte de un amor
que refresca mas no hiere.
VIII
Que refresca mas no hiere
al ser clara y cristalina
esa linfa que divina
rosa el cuerpo que prefiere
siendo lapa que se adhiere.
Al sentir ese momento
yo le haría un monumento
a quien calma el sufrimiento
con la luz que le pusiere;
¡y que baña al que lo quiere!
IX
Y que baña al que lo quiere
de una sombra de por vida,
esa que la vi perdida
por no haber quien la libere.
Mas lo bueno que prospere
ha de ser bien recibido
siempre que lo ya batido
no haga pacto con la flecha;
¡y se incruste en honda brecha
un cariño merecido!
X
Un cariño merecido
se asomó a mi regazo,
siempre falto de un abrazo
que lo sienta bienquerido.
Ya no siento aquel crujido
ni los llantos de mi gana.
¡Del manar de su fontana
en su fluido me bañé
y en sus aguas vi el porqué
la pasión se viste grana!
GAVASE
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(imagen de la red)
- Autor: GAVASE (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 31 de julio de 2014 a las 02:01
- Categoría: Amor
- Lecturas: 40
- Usuarios favoritos de este poema: John morales
Comentarios2
Un placer leerte amigo GAVASE
saludos Chihuahuenses
bambam
Muchas gracias a los dos por la visita y comentario. Abrazos.
Hermoso poema mi estimado GAVASE,me es grato leerte! Saludos...
Muchas gracias por su visita y comentario. Saludos.
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