Señor:
Sócrates Torcuato De las Casas Rojas y Techo Blanco Delgado
(Conocido en el callejón de la barriada, como pavo desplumado con moquillo y plumas descoloridas)
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Apreciado Torcuato:
Te escribo para intentar darle claridad a nuestra extraña sociedad.
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Desde que yo estaba en la escuela y me enamoraba de las chicuelas, siempre tú estabas esperando que algo sucediera para socorrerlas.
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A Plutarca Genoveva le daba yo galletas de avena y tú la conquistaste con unos dijes con su cadena, y ella te prefirió a ti ¡qué pena!, aunque después le saliste con unas de cal y otras de arena.
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A Cósima de los Ángeles, le di huevos fritos, y comiéndolos juntos éramos felices, entonces tú te apareciste con huevos de codornices, y ella me dejó, alegando ciertos deslices, aunque después todos los huevos se le pusieron piches.
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A Temistoclas del Carmen le quité el trago amargo, bailando con ella boleros y tangos, y entonces tú, llegaste como Marlon Brando y bailaste con ella comiendo durazno y ella te aceptó porque estaba pelando.
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A Leonirda Mercolina le hice poesías y fue tanta la emoción mía, que cada verso que yo escribía ella se emocionaba cuando lo leía; y llegaste otra vez Sócrates Torcuato y dándote ínfulas de guapo, te la diste también de poeta, plagiando poemas de José Ángel Buesa.
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Hasta cuando De las Casas Rojas, vas a hacer lo que se te antoja, ¿es que acaso crees que tienes corona? déjate ya de broma, mira que voy a enamorar una pioja y luego te la mando para que sin menoscabo, te deje los bolsillos sin un solo centavo.
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¿Que te has creído tú Techo Blanco Delgado?, ¿que yo soy tu catador y que comes lo que ya yo he probado? Ten cuidado “pavo desplumado” mira que a veces soy un poco alocado y se me aflojan los tornillos, y entonces tu desplume con moquillo, me haga perder el hilo y así de repente te deje más descolorido.
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¡Ay Torcuato, ay Torcuato!, no fue una vez… ¡Fueron cuatro! y no creo que sean coincidencias, y por eso estoy perdiendo la paciencia. ¿Y sabes por qué? Porque después quieren volver otra vez, así que ponte duro y atiéndelas como es.
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Casi me da un soponcio al pensar que eres mi socio, y por lo visto mayoritario, vaya, esto sí es un lío estrafalario, siempre quieres ganar gloria con mi escapulario.
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Sé más serio, De las Casas Rojas y Techo Blanco Delgado, busca tus palomas sin mirar a mi cercado, y siéntete dueño de lo que has logrado, que yo ni miro a tus rabos pelados.
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Recibe mi saludo y un fuerte abrazo, para que veas que yo, Sócrates Torcuato, no soy para nada rencoroso, sólo quiero que seas más respetuoso, De Las Casas Rojas y Techo Blanco Delgado, y dejes ya ese afán de enamorado que anda pendiente de mis amores conquistados.
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Espero que le des atención a mi misiva, pavo desplumado con moquillo y plumas descoloridas, para que así evitemos futuras rencillas, y no sigas pensando que yo no soy de tu camarilla.
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Atentamente,
Hermenegildiano de las Cañadas y Puentes.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela.
- Autor: Diaz Valero Alejandro José ( Offline)
- Publicado: 4 de agosto de 2014 a las 10:15
- Categoría: Humor
- Lecturas: 29
- Usuarios favoritos de este poema: victolman, la negra rodriguez
Comentarios6
Si admites un consejo, rompe ahora mismo esa sociedad jajaja los humanos no solemos cambiar fácilmente de comportamiento, y me temo que tu socio no va a cambiar.
Un abrazo desde España.
Que mujeriego ese Torcuato, algún día tendrá su merecido...jajaja...
Saludos Hermenegildiano!
Abrazos!!
Jajajjaaaaaa!!!... Eres único amigo poeta... La verdad es que ese Torcuato nació con su estrella no?.... pero le agrada lo ya usado...
Saludos poeta, me alegraste la mañana.
Abrazos.
QUERIDO AMIGO
JAJAJA, TE SUGIERO QUE TE CONSIGAS UN NUEVO SOCIA QUE SEA UN POCO ANTI SOCIAL Y NO TENDRAS MAS PROBLEMAS. ME ENCANTO
BESOS Y ABRAZOS, SOKI
Jajaja, muy buen comienzo don Hermenegildiano de Las Casas Puentes, que se cree su socio.
He regresado y sin heridas pero con mucho por leer.
Un abrazo amigo dilecto. Bea.
JEJEJ MALA SUERTE CON EL SOCIO QUE TE JUEGA SUCIO JAJA
BESOS
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