DE MACONDO, AL REALISMO MÁGICO DE GABO
Murió el hombre, incineraron su cuerpo
Su alma voló por los vericuetos del infinito
Pero quedó escrita su obra, novela y cuento de su pensamiento
Su imaginación quedó plasmada, en la soledad de las mariposas amarillas
Que los macondianos, al leer sus versos, su alma regresa impoluta
Y se posa en los intelectos, que un día aclamaron sus novelas y forjaron
Su fama, su valor de escritor, de persona sencilla, su mayor reconocimiento
De pronto en aquel pueblo, lóbrego, triste y polvoriento
Llegan como por arte de magia, las compañías bananeras
Perseguidas por desperdicios humanos, de riquezas del momento
Revueltas y alborotadas de hojarasca, de olor a secreción valiera
De podredumbre de Macondo decadente, sofocante y sin lamento
Sin la pensión que nunca le llegó, el Coronel no tiene quién le escriba
Sorteando toda clase de dificultades, las necesidades esperaban la llegada del tren
Que traiga el merecimiento de la vejez, así sea resistente y cruel
Acorralado y enfermo, esperando aquella carta del gobierno, su desdén
De las necesidades, nacen las desgracias de La mala hora
Del pueblo pobre y triste macondiano, sin esperanza
De violencia política, arrastran lágrimas del que llora
Donde la víctima escogida de calumnias, clama venganza
De relatos y de imaginación colorido, acecha la muerte en Macondo
De la matrona y señora, que todo lo puede con sus influencias
De propiedades y de sus tierras, algo hediondo en su trasfondo
Con el revuelo de los funerales de la Mamá Grande, se agitan sus herencias
Desmantelan todo, buscando su fortuna y del pueblo, los pobres, con violencia
De la soledad, el desamparo y el desarraigo de sus angustias
De la aldea imaginaria de Macondo, de la estirpe de Úrsula y los Buendía
Cargado de un clima de violencia, de los Arcadios, marcado de flores amarillas
Donde el realismo mágico, de Remedios, matizado de mariposas y fantasías
De la miseria social, de Melquiades, se convierte en Cien años de soledad y pesadillas
El poder, en manos de un dictador, por más de un siglo
Es, El otoño del patriarca, que de la miseria y las contiendas
Llegó al poder, en medio de la soledad, escalando peldaños con desengaños
Donde las atrocidades, conducen en un ocaso de componendas, sin enmiendas
Con visiones de muerte, que arrecian de pasión, la pareja de amantes
El amor en los tiempos del cólera, hace estragos, arrebatándole vidas a la guerra
Donde el río es testigo, de los idilios de amor, así sea por instantes
El juramento de la fidelidad eterna, de la vejez, agonizante
Cargados de emoción, por siempre de lucidez, apasionante
Devorado por la fiebre y huyendo de la derrota moral
Consumido por la tuberculosis, atraviesa el Magdalena, El general en su laberinto
Sin encontrar alivio a los males del espíritu, su vida guerrera y señorial
Se acaba como la naturaleza, arrasada, como un vendaval
Lealtades y conquistas, enarbolando la libertad, con su espada y su instinto
Al exhumar los restos de aquel virrey y de su amante secreta
Lo hicieron también de un obispo, de abadesas y de una marquesa
Pero el revuelo sería mayor, al destapar la hornacina y oh! sorpresa
De aquella cabellera tan larga, como el del amor y otros demonios, de plazoleta
Vivir para contarla, desde su interior, de espíritu creador y de todos, innovador
De bohemia y cafés de bares, de acompañantes y amigos del alma, inseparables
Desde lo imaginario, lo convierte con su pluma, en realismo mágico
De entramado, que avanza y retrocede en lo macondiano y de sus letras, inigualable
El amor, recorre la vida y el vigor, por la pasión se agota
Sin embargo, la emoción queda grabada en el corazón
Qué importa, que la penetración no se dé, si tiene viva la caricia y lo alborota
Donde la contemplación y el silencio, permiten admirar la magnificencia
Traiga al recuerdo, la memoria de mis putas tristes, su inclinación, se dé, en petición
La bohemia y los burdeles de mala muerte, de guitarras y guacharacas
De Escalona y vallenatos, de Bach, Dvorak, de Mozart y Bela Bartók
Fueron su música de partituras, escritos de sus relatos, que marcaron historias
De novelas y narraciones, de composiciones y cuentos
Donde el polvoriento macondo, inspiró su espíritu arrollador
De flores y mariposas amarillas, de mentalidad caribe, de sentimiento en movimiento
De Aracataca, su pueblo olvidado, donde no transcurre el tiempo
Pero que se vive feliz y orgulloso, de ser la cuna de Gabriel García Márquez
Nobel, que catapultó las angustias y vivencias, en los cien años de su soledad
De su legado, regado por el orbe, han aplaudido y alabado su obra y su talento
Y que nunca, bajo ninguna circunstancia, olvidó, que no fue nadie, ni será nadie
Más que el mejor representante novelista, cuentista, con ideas independentistas
Donde su inspiración no viene de libros, la música eleva su pensamiento
Escrudiñando experiencias personales, forja su realismo con ficciones modernas
Liberando el espíritu por instantes, dejando a sus lectores que vuelen
Y se recreen de sí mismos, dejando que el tiempo, ocupe su lugar de rejuvenecimiento
Donde el progreso, la libertad y la igualdad, son como el saber, todo un derecho
Que el cuerpo, hace que se sienta placer, así no se tenga poder
Y ahora que ha partido, empezamos a dimensionar lo grande que ha sido
Que el realismo mágico macondiano latinoamericano haya parido
Al mejor hijo de las letras, de sus cuentos de soledad y extraordinarias novelas
De aquí en adelante sea el comienzo del legado prodigioso
De su obra majestuosa, nos lleve a lo más alto de las cumbres, por siempre, gloriosa!
*Aracataca-Magdalena- 06 marzo-1927 + Ciudad de México, Abril 17-2014
“Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga, mayo 01-2014
- Autor: Joreman (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de agosto de 2014 a las 12:06
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 1059
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