La canción de mi cuna y mi andar
(A San Felipe lejano)
La mitad de mi noche es ciudad
y la otra es temprano,
quien no quiera decir más verdad
no se llame mi hermano,
tanto vi, tanto fui como cántaro al agua,
que en Santiago de Chile hoy grité
dónde está el Aconcagua,
dónde están mi mamá, mi papá
con sus sacos al hombro,
donde está la ribera que allá
me llenaba de asombro,
era un río que, a todo correr,
no dejó que corriera,
piensa bien, dijo, qué vas a hacer,
yo pensé en una hoguera,
y agua y fuego, lo deben saber,
juntos son un problema,
más si el fuego me da de beber
y es el agua quien quema,
dónde está la humedad de ese mar
que rodó en mis mejillas
y la barca llamada piedad
que forjé de rodillas,
y la orilla de mi porvenir
que en el río vertiera
para nunca jamás repetir
otro llanto siquiera,
donde está la niñez que hoy llamé
pues me siento fecundo,
y eso que más viejo desperté
que el niño en que me fundo,
dónde está San Felipe el real,
por tres veces famoso,
por heroico, por simple y cordial
cual su vino sabroso,
dónde está la promesa matriz
de mi más tierna infancia,
esa que me hizo fuerte y feliz
pese a tanta distancia,
yo he de ser el que soy por no ser
otro niño cualquiera,
de aquel valle el que quiso crecer
más allá de su hoguera,
de aquel campo el que sale a buscar
detrás de sus montañas
y descubre que el mundo no es más
que una esfera de arañas,
y de duendes y magos y amor
y de sucias camisas
y de un clavo en mitad del dolor
en la cruz de las prisas
y de empeño en la frente del mar
que encontrara ese día
en Con Con, donde el río va a dar
con todo y poesía,
dónde está, por fin, esa bondad
que mi abuela nos diera
y que en rostros de la soledad
tanto hermano entendiera,
dónde está el corazón que perdí
por dejar San Felipe
y la suma del mal que viví
mientras más me emancipe,
no hay lugar como ahogar el ayer
en el río que yo era,
o en el bar, si es lejos del hogar
que el dolor te supera,
llanto brota, aguas vienen y van,
volveré en primavera,
ese valle es el mío y verán
que allá todo me espera,
el muchacho en que me convertí,
y aquel hombre fecundo
y la casa de la que me fui
por dar la vuelta al mundo,
esto es por la nada que vi
girando en lo profundo
y la piel que encontré en un papel
debajo de un segundo
y la luna en que fui por la miel
que algún beso escondiera
y las gracias que siempre te di
por tu amor sin frontera,
allá están esperando por mí,
por usted, por quien quiera,
vamos ya, quién lo iba a pensar,
que luego amaneciera
y que un río yo me iba a llorar
por no ver más ribera,
quién diría al oírme cantar,
que otro día naciera
y que voy a vivir y a soñar
cual si allí yo estuviera,
San Felipe, yo aquí he de dejar
mi verdad verdadera.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
09 08 14
- Autor: Óscar Pérez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de agosto de 2014 a las 20:15
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 57
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