Cual paloma transeúnte, que se posó a descansar,
Porque su viaje era largo, y agotado su volar;
Te posaste en mi vida, que para ti fue una rama,
Aunque no mucho pesabas, tú la dejaste tronchada.
Yo te abrí mi corazón, como un aljibe con agua,
Para que también tuvieras agua para beber;
Más si saciaste tu sed, sin importarme hasta cuanto,
A Dios le envió mi canto, porque te pude ofrecer.
De servirte no reniego, yo nunca me apoyo en eso,
Pero no poder dar más, eso me causa sufrir;
Descansaste, y pudiste volver tus alas batir,
Cual paloma transeúnte, que vi en su vuelo partir.
Así tú fuiste mujer, pero me siento contento,
Y aunque en mi pecho un lamento, se esconde, como una rata;
Al saber que te burlaste, del amor que yo te daba,
Pero Dios confortará, mi alma que está dolida,
Y para ti guardaré, la rama, que fue mi vida.
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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita
- Autor: José Miguel Pérez Amézquita (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de agosto de 2014 a las 15:08
- Categoría: Amor
- Lecturas: 38
- Usuarios favoritos de este poema: mariarl
Comentarios2
Dulce melancolía la de tus versos amigo...
Grato leerte...recibe mi abrazo.
Nancy
que lamento el tuyo mi vida que es lo que te pasa
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