Este mensaje es un epitafio;
y si me mantengo vivo
es para ser testigo
de que lo leas... o lo mates:
Son las ruinas de mi figura
la única forma que algo dice,
y de frente a una muralla
con los candiles de la polonesa
destrozo mi figura contra la verdad
y los pedazos van a dar
al ojo de un ratonesco futuro.
Son las mismas figuras pétreas
de contorno egípcio y voz egrégia,
militante de un amor malsano
que conjura un destino de un ser cualquiera,
deslenguado como la lepra
y hermoso como un árbol
golpeado por el sol
en la cima de una loma de postal.
Son mis años un tesoro abierto
al márgen de mi Dios absoluto,
íngrimo amigo de barba cenicienta
que acoda sus recuerdos sobre mi,
atesorado rostro de enfisema
como una galáxia cósmica, sin igual.
Hija sólo mía, muerta un segundo después.
Son mis ruinas un pasado prestado
que se nota desdibujada ya sin mi, sin ella.
Wah Ming, (mi amigo de Singapur, imaginario
sin mas) recuerda: son las doce en punto.
A ésa hora he de morir, pero no hoy ni en
cien años. sucedió ayer
en las ruinas de un amor sólo mío.
Y no.
Este mensaje es un epitafio;
y si me mantengo vivo
es para ser testigo
de que lo leas... o lo mates.
O mueras sabiendo feliz.
Blas Roa
nota: Thomas loeb es un personaje imaginario de Blas Roa.
- Autor: Blas Roa (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de agosto de 2014 a las 23:15
- Categoría: Amistad
- Lecturas: 64
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios2
Grata y preciada tu bella poesía amigo Blas Roa
Muy grata su lectura
Saludos de amistad
Críspulo Cortés
El Hombre de la Rosa
Excelente remolido vertiginoso de palabras. Fue entretenido leerlo.
Saludos.
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