Mi alma se quedó encogida
cuando yo vi entre las flores,
a un pájaro de colores
que se jugaba la vida.
Como una llama encendida
y volando a ras de suelo,
se ofrecía como señuelo
a una culebra bandida.
Él, quería salvar su nido,
yo, temíendo lo peor,
vistiéndome de valor
y con el miedo escondido.
Una piedra le lanzó
a la culebra mi mano,
que despavorida huyó
como un rayo de verano.
Y con apenas seis años
aprendí muy prontamente:
si quieres evitar daños
actúa, y no te lamentes.
- Autor: jarablanca ( Offline)
- Publicado: 31 de agosto de 2014 a las 05:21
- Comentario del autor sobre el poema: Real como la vida misma. Lo viví en la dehesa extremeña cuando tenia más o menos seis años.
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 78
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios3
Bonita historia, amiga. Se ve que el valor te acompaña desde niña. Y la capacidad poética también.
Un beso y felicitaciones.
Ruben.
Aunque era muy pequeña, me di perfecta cuenta de que pasaría si no hacía nada y...actué, pero temblaba como una hoja.
Gracias por tu amable comentario.
Besos.
Muy bueno Jarablanca, me gustó.
Un abrazo
Gracias boris. Me alegra que te guste.
Un abrazo.
La belleza vierte tu gracil pluma sobre tus gratos versos sobre la naturaleza amiga Jarablanca
Un placer leerte
Un abrazo cordial de tu amigo Críspulo
Muchísimas gracias. No sabes cuanto me alegran tus comentarios. Te tengo en muy alta consideración y tu visita siempre es para mí, motivo de alegría.
Un abrazo.
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