Una vida vacía, tantas tardes sombrías
Llenas de melancolía, llenas de pasión
Sin un corazón al cual besos poder entregar,
Tampoco las fantasías que en mi alma vivían,
De tener una persona a la cual poder amar.
Lágrimas de soledad a granel derramadas
En busca de aquella dulce y tierna amada
Que esta existencia ciega pudiera iluminar.
Pero al fin llego aquel glorioso día, todo lleno
De flores y la más vislumbrante felicidad,
Las mariposas volaban, las aves cantaban,
Estaba conmigo la que ocupaba las horas
Antes dueñas de la más espantosa soledad.
Actos más hermosos, quizás nunca existieron
Enamorados y locos, de amarnos vivimos
Estrellas más bellas quizás nunca se vieron.
La historia se repitió, con cada llegada,
Con cada partida, con un amor me inundaba,
Con otro me moría. Otra vez la vida vacía,
Otra vez la vida moría, de nuevo la soledad.
Ilusionado, no sabía a donde iba a llegar
Venturoso tuve lo más bello del amor,
Pisoteado sufrí lo más terrible del dolor,
La vida me trajo a esta orilla, tan cansado,
Dolorosamente cansado; cansado de amar,
Añorando solamente poder encontrar la paz.
- Autor: hefaloga ( Offline)
- Publicado: 31 de agosto de 2014 a las 11:17
- Categoría: Amor
- Lecturas: 153
- Usuarios favoritos de este poema: ADOLFO CESAR MARCELLO
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