Estimados amigos de Poema del Alma: Debido a vicisitudes muy extensas de relatar me vi alejado de la página, hoy intento regresar, paulatinamente iré subiendo algunos poemas que ya publiqué, por lo que les pido paciencia, pues es por ahora todo lo que puedo hacer, gracias por vuestra comprensión.
Me duele cuando llueve...
No que no me guste
escuchar las voces del agua
entre las hojas y las flores;
no que no me guste
ver los arroyuelos que se forman
en la tierra, feliz por el momento;
sino que pienso
que hay niños en las calles
y ancianos, que viven así: tirados[1].
Me duele mi pueblo cuando llueve,
y, aunque se refugien
bajo los toldos comerciales,
se les mojan las espaldas
y les nacen toses y catarros;
me duele cuando llueve,
porque mi pueblo es muy pobre,
porque hay niños tosiendo
e indios con tuberculosis.
Podría ser romántica la lluvia
si mi pueblo fuera feliz,
si no viviera en las calles, mendigando,
y yo pudiera escribir otras poesías;
si hubiera un congreso ciudadano
en que se aprobaran leyes
a favor de los seres humanos,
y no solamente resguardando
las fortunas y los intereses
de los poderosos y de los avaros.
Cuando llueve,
no puedo ponerme romántico,
ni lírico, ni melancólico,
ni menos cantarle odas a la naturaleza,
¡ni de Dios me acuerdo cuando llueve!,
pensando en los políticos,
cómodos en sus palacios,
y mi pueblo paraguayo
¡mojando sus pies descalzos!
No, no soy feliz cuando llueve,
¡como si Dios nos bendijera con esto!,
al contrario, me parece horroroso;
y las náuseas y un dolor en el estómago,
¡me producen cólicos!
[1] En el día de ayer, bajo el frío y la lluvia, la niña con unas viejas pelotas de tenis hacía malabarismos, para impresionar a los conductores que transitaban por la zona y poder ganarse unas monedas, tal vez para comer algo.
La pequeña pese a que la llovizna era intensa no dejaba de pararse en medio de la avenida y tras dar su espectáculo, se acercaba a las ventanillas cerradas a pedir un poco de dinero.
Poco eran los choferes que bajaban el vidrio, para alentar a la niña con sus monedas. Ningún adulto acompañaba a la indígena en la esquina donde estaba mojándose y exponiéndose a contraer enfermedades respiratorias.
Foto Gustavo Machado, Diario ABC Color, 01 de setiembre de 2014.
- Autor: Raúl Daniel (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 2 de septiembre de 2014 a las 01:45
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 247
- Usuarios favoritos de este poema: micaela fernandez, El Hombre de la Rosa, CARMEN, ADOLFO CESAR MARCELLO, Hugo Emilio Ocanto, Cesar Zamora
Comentarios6
Cuando llueve fuerte con ientos y con rayos y trurenos pienso en las casitas de caña sobre el estero salado y es cuandpo me duele mi guayaquil amado que aún tieie esas casitas. que caen a merced del vinto y se lleva muchas vecxes hasta seres humanos que sion arrastradosa por la amera crecida
besos
Hola Raúl ! una cruda realidad que se vive en muchos lugares del mundo. Tan linda que es la lluvia cuando la puedes contemplar a través de una ventana !
Los niños jamás deberían sufrir de esta forma, tener que soportar el frío y la lluvia para poder ganarse unas monedas.
Saludos. Mica
La muerte aunque es el final de todas las vidas organicas humanas que hay en el Universo, no debemos acelerarla con la injusticia y la maldad humana amigo Raúl...
Tu poema es una gran muestra para la campàña de defensa social...
Un placer leerte...
El Hombre de la Rosa
Me duele, cuando desde las ventanas
de los carros que pasan
les arrojan migajas, limosnas
y tantas ofensas más
ellos no precisan caridad;
ellos precisan justicia
esa es la verdad
SÍ!
Raúl,en tus letras demuestras el amor a la paz,la justicia.
Un placer leerte.
Saludos de Ines Ine
Una triste y amarga realidad Raúl, que plasmas con todo tu sentimiento y amor hacia los niños, hacia el prójimo.
Bello y triste ...plasmado con tu bondadosa alma...
Un fuerte abrazo, poeta.
Hugo Emilio.
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