Silencio con gaviotas
Cuando los teléfonos servían para amar
y las gaviotas eran más que carroñeras,
entonces entendíamos el sol
como un misterio y no como otra cárcel.
Y no hace mucho que era así, que sonreías
porque era sano sonreír, no por burlarte
de aquel que se cayó o de la usura
en tus afanes o en tu propio beneficio.
Llamabas esperando oír la voz,
hablabas con el pecho estremecido
y eran tan ciertas tus palabras que
la semana siguiente ambos llegaban a la cita.
Ahora no oyes voces, no hay recados,
sólo mensajes que, cual esos de botella,
nunca se sabe si llegan o no al puerto,
nunca convencen de que en serio estás soñando,
nunca serán más que un naufragio del que te hartas.
Ahora es cosa de desechos ver la lista
de contactos y de números, de muchos
que ni recuerdas, de muchos que
son apenas alimento de mil egos.
Esperas la llamada, tú la esperas,
pero ya no hay teléfonos y todo
lo que fue para comunicarnos está siempre
ocupado en aislarnos más y más, día tras día.
Por eso no contestas, si te llaman no contestas,
y por eso sigo aquí, marcando números sin encontrarte
como quien marca palabras y palabras
de un mundial y antisocial silencio con gaviotas.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
04 09 14
- Autor: Óscar Pérez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 4 de septiembre de 2014 a las 07:37
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 27
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