Aleteo roto de un
ave multicolor que soñaba
con el mar celeste,
la música de los árboles,
el soliloquio de muchas partes de sí.
Siempre huyendo,
agazapandose entre
los brazos insípidos
de neurotoxínas populares.
Sombra de fuego patológico
que saca sus brazos en cada
parpadeo,
en cada sonrísa finita,
en un par de ojos femeninos.
Y llegó nix.
Sombra rauda con
pies de mercurio.
Ojos con lágrimas que se
saludan,
manos entrelazadas con fuerza,
y una sonrisa a penas dibujada.
Cae la guadaña.
Octavio Aldebarán Márquez.
- Autor: Octavio Márquez ( Offline)
- Publicado: 13 de septiembre de 2014 a las 13:01
- Comentario del autor sobre el poema: Espero sea de su agrado. Muchas gracias por tomarse esta molestia.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 102
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Mucha filosofia personal amigo Octavio...
Un placer haberlo leido...
Un saludo de amistad de Críspulo
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