Dime si las últimas estrellas coinciden con el surco de tus manos.
Si tu cuerpo maravilla aún a los habitantes más antiguos de la fiel comarca,
si tu olor fue robado en negro oficio un día en que el mundo
cegaba a sus silvestres criaturas.
Hay un momento tangencial y breve en que escucho tu deseada voz,
reconozco la impresición de un sueño siempre repetido,
lejano,
como una mariposa cazada en los albores de la historia.
El piano suena una canción distante que parece murmullos, quejidos, besos.
Hay un niño que en su pluralidad de intenciones habla con el agua,
anda y desanda caminos,
crece cuando el viento lo mutila.
Me iré de tí cuando las duras exequias de la noche
acudan a repetirme las palabras que nunca debí olvidar:
a cada momento estamos partiendo.
G.C.
Direc. Nac.del Drecho de autor
- Autor: GuillermoO (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 16 de septiembre de 2014 a las 11:25
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 45
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios2
Muy hermoso su poema estimado amigo y poeta Guillermo.
Muy grata su lectura...
Saludos de afecto y amistad...
El Hombre de la Rosa...
Muy gustoso leo tus criticas, amigo
Abrazo
Guillermo
Jose Ramon:
muchas gracias por la apreciación que haces de mi poema.
Afectuoso abrazo
Guillermo
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