La Otra.

aprendiz de poeta



Pude ver como lloraba al ver que me alejaba
dudé por un momento si seguir avanzando
o quedarme con ella en aquél momento.

Pero ya lo había decidido,
no era bueno lo que le ofrecía
solo eran migajas de amor
minutos que le robaba a las horas
que compartía con mi familia.

Reconozco que sí me importó,
que llegue a sentirla muy a dentro
hasta en ocasiones temí enamorarme,
de su piel morena y de sus rojos labios.

Siempre fui sincero
y le hablé con la verdad
mi vida estaba resuelta
desde mucho tiempo atrás.

Ella me aceptó así
sin remilgos ni exigencias
sabiéndose la segunda
la que llegó tarde,
la que no pudo agregarle
a su nombre mi apellido.

Pude ver como sufría
y titubeante proseguí mi camino
me dolió verla llorar
pero ya estaba decidido.

No era justo para ella
estar atada a mi ritmo.

Mónica.
Ruth Mónica Muñoz R.
Derechos de autor.
Chile 19/09/2014

  • Autor: APRENDIZ DE POETA (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 20 de septiembre de 2014 a las 00:49
  • Comentario del autor sobre el poema: Nunca será justo brindar migajas de amor y mantener ilusionado a alguien.
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 53
  • Usuarios favoritos de este poema: Blancalis, El Hombre de la Rosa, ,
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Comentarios +

Comentarios3

  • lyi roseblue

    TIENES MUCHA RAZÓN
    SALUDITOS : )

    • aprendiz de poeta

      Saludos amiga Iyi roseblue, muy agradecida por recibir tu comentario

    • Javier Carrillo

      Destila amor tu poema amiga muy bueno tu poema!!!

      • aprendiz de poeta

        Gracias amigo Javier Carrillo, muy agradecida por su comentario.
        Saludos cordiales desde Chile

      • El Hombre de la Rosa

        Vierten amor tus hermosas estrofas Aprendiz de Poeta...
        Muy grata la lectura de tus letras...
        Saludos de amistad desde Torrelavega...
        El Hombre de la Rosa

        • aprendiz de poeta

          Señor mío, en verdad agradezco demasiado su comentario y por ser usted una de las primeras personas que me dio la bienvenida cuando recién llegue, su cordialidad traspasó las fronteras. Gracias, gracias El Hombre de la Rosa.



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