ROSAS HUNDIDAS EN TU SOMBRA

RICARDO MARCELO ALVAREZ ALVAREZ LLANOS

 

 

Resplandor en tu rostro, bella. 

Cuello de trepadora enredadera 

cercando tu mora cabellera, 

vi subir la copa emperatriz vasta 

a tus bordes labiales 

y descender la fatal luz de estrella 

adorando tus hombros 

de rociada hebra iconoclasta/ 

 

Ahí se suspende el errante recuerdo 

de blancas rosas/ 

El oído de la montaña silente 

capta el temblor en tus pies de nieve/ 

Las rasurantes garras del tiempo no 

pueden con el agua clara 

de manantial que se acopló al vientre 

tuyo, donde el temblor se adelgaza 

en tu vena latiente/ 

 

Ebrios terrones salitres 

sacuden su alfombra de impureza 

al apoyar tus pies de rosa perfecta/ 

La eléctrica descarga de la selva 

lleva tu estampido en sonido/ 

Magnánima tu luz de farola 

que obnubila la sombra. 

cuando tus relámpagos abren mis ciegos ojos 

al parasol de tus pestañas 

reposamos una siesta de amantes 

en la prolongada hora de la flor rebelde, 

cuando todas las rudas rosas 

agrupan su verde raíz 

hundidas en tu sombra.

  • Autor: RICARDO MARCELO ALVAREZ ALVAREZ LLANOS (Offline Offline)
  • Publicado: 21 de septiembre de 2014 a las 22:21
  • Comentario del autor sobre el poema: Resplandor en tu rostro, bella. Cuello de trepadora enredadera cercando tu mora cabellera, vi subir la copa emperatriz vasta a tus bordes labiales y descender la fatal luz de estrella adorando tus hombros de rociada hebra iconoclasta/ Ahí se suspende el errante recuerdo de blancas rosas/ El oído de la montaña silente capta el temblor en tus pies de nieve/ Las rasurantes garras del tiempo no pueden con el agua clara de manantial que se acopló al vientre tuyo, donde el temblor se adelgaza en tu vena latiente/ Ebrios terrones salitres sacuden su alfombra de impureza al apoyar tus pies de rosa perfecta/ La eléctrica descarga de la selva lleva tu estampido en sonido/ Magnánima tu luz de farola que obnubila la sombra. cuando tus relámpagos abren mis ciegos ojos al parasol de tus pestañas reposamos una siesta de amantes en la prolongada hora de la flor rebelde, cuando todas las rudas rosas agrupan su verde raíz hundidas en tu sombra. --------------------------- NO ME PERMITE PEGAR LOS POEMAS
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