Paráfrasis a Aimé Césaire
Excelsas desolladuras en la carne del incesto
y en los poros de piel seca entre las arenas de múltiples azoteas puertos proféticos y mil aldeas flageladas.
Tiempos de leyendas en los mástiles donde rebeliones férreas fueron pieza de cañones desgarrando la carne en las murenas, las velas agonizaban entre gélidas tormentas, faroles de atolones en pesadumbre entre las espinas de las huellas hoscas pezuñas de manadas acuáticas rezumaban espuma en la suspensión del lodo pedazos de carne cruda próximas a las playas.
De frustrados impulsos el mar ya era rio de impiadosa piraña, un desbocado gusano con dinteles de cuchillos masticando hasta las maromas alejaba todo testigo contra el golpe del guijarro, en la honestidad del mordido manzano un vals entre semillas de secoyas expulsaba la derrota al escupitajo y las bahías nocturnas pregonaban carne nueva, hiel y cuajo.
Entre el ocaso de tizones se prendía la llama del llanto y lo accesible de la claridad se acercaba con la sinceridad de torcidas venganzas,
sobre los chopos de melaza seguían las pirañas saboreando cisternas hepáticas, huesos potenciados de calcio en nuevas mareas la alevosía danza.
Sobre la altura de las secoyas desarrolladas aguardaban la llegada de otros barcos encallando entre arenas sangrientas de barro cáustico.
- Autor: RICARDO MARCELO ALVAREZ ALVAREZ LLANOS ( Offline)
- Publicado: 22 de septiembre de 2014 a las 11:37
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 114
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
El encanto de tu pluma es la locura metaforica que envuelve tu filosofia personal amigo Ricardo...
Un placer la lectura de tus bellas letras...
Un abrazo de amistad...
El Hombre de la Rosa
un honor que agradezco amigo críspulo. mis saludos
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