No era yo, sino un ingeniero de amor mapuche. Era pez hermano entre Corea y La Paz. Era un mar de fuegos del mundo necio sin acabar. Era, afilado, mi lápiz, punta de alma sollozando plumas sordas de sal. Era río. Muecas de un hermano surfeando valses en este arrabal del sol. Aun así, no era yo. Si uno, nadie. Era el cartel de los sin frente agriando mis branquias. Ese hombre, esa mujer, sombra a los gritos. Era el poeta de los vencidos. ¿Qué otra cosa es el mundo sino un cúmulo de actitudes? Eso somos. Saturados, convencidos.
Pero no era yo, éramos nosotros.
No era yo.
Buenos Aires,
Agosto 2014
- Autor: Leandro Guillén (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de septiembre de 2014 a las 13:43
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 82
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios4
Muy sentidas metaforas hermosas amigo Lea Guillen...
Muy agradable la lectura de tus letras...
Saludos de afecto y amistad...
El Hombre de la Rosa...
es un deleite, que queda en la retina del lector , creando conjunción de sentimientos y movimientos, grandes letras, saludos fraternales,
Gracias, es muy bueno que comiencen a encontrar colores en "lo mío"... eso demuestra dedicación y respeto en su análisis. Saludos desde Buenos Aires !
muchas gracias, compañero ! gracias x ir más allá.. siempre es necesario
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.