AMANECERES

Alberto Montes de Oca

I

En cada alba, te veo llegar.

En cada ocaso te veo partir.

Pero sigo ahí cada día

sólo para verte sonreír.

 

II

Aquel día, yo te estaba mirando,

estabas con las luz de siempre

y como siempre, no me acerqué a tu mundo.

 

Te veías tan hermosa, como nunca,

con ese sueter blanco que antes ni

notaba y que ahora diviso a kilómetros.

 

No puedo creer que no logre en

tu mundo existir, ¿Por qué es que

no me dejas entrar en ti?

 

III

Yo siento tu mirada 

como una madrugada:

Fría y desolada,

vacía y en la nada.

 

IV

Tú eres el alba,

tú eres mi sol,

te quiero más que nada

con todo mi corazón.

 

V

Sol mío, sol de nadie.

Estrella ingobernable.

¿Cuándo será el día

en que yo te hable?

 

VI

Te veo caminar a la orilla del mar...

Te siento junto a mí, ya no puedo más

guardar el tremendo sentimiento que me

embarga el alma desde dentro, muy dentro...

Como un lucero, que es mi guía, te veo...

Como una hermosa melodía, te escucho...

Te siento, te pienso... ¿Será acaso un error?

Si es un error, te imploro, entregándote 

mi última ilusión, que no te separes de

mi corazón jamás, porque cuando lo hagas

mi corazón dejará de existir y yo

al final, dejaré de vivir, pero tú, ¡Oh, tú

me habrás hecho sentir un profundo amor!

 

VII

Si algún día te enamoras de una rosa,

no pienses cortarla y llevarla contigo,

si lo haces, la rosa perderá la vida,

y todo por un capricho tuyo, amigo.

 

VIII 

La noche era fría, pero no más,

pues miré tu rostro como un brillante

sol, detrás de las imponentes cumbres

y tu calor llegó y me calentó...

Yo nunca en la vida había sentido tal

calidez en la piel o corazón.

 

IX

El agua fluye igual...

Los pájaros cantan igual...

El sol brilla como siempre,

pero, los corazones no suenan igual...

 

X

¿Qué es un beso? Un beso somos tú y yo.

Como fuimos uno aquel día de Marzo

en que mi corazón terminé de entregar

con ese beso..., con ese beso de amor...

 

XI

¿Pero qué haces tú con él? ¿Qué le ves?

Hoy te miré mientras estabas en...

Bueno, no importa el lugar donde

te vi, sólo importa cómo te

vi y cómo lo vi a él contigo.

Pensamientos, sentimientos, risas,

en el calor literario, risas,

y él... ¿Él qué diablos estaba haciendo?

 

XII

Miré tus ojos, al tiempo el cielo.

Miré tus perlas, miré las nubes.

 

  • Autor: Carlos Alberto Cuevas Montes de Oca (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 26 de septiembre de 2014 a las 19:40
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 130
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