Él, sonríe y se para el mundo.
Me encuentro flotando, en un
océano, que no tiene principio,
que no tiene fin.
Agua cristalina, agua dulce
como su voz, como su risa.
El me mira, y yo, me transporto
a su mirada, casi puedo tocar
cada uno de sus sentimientos.
Saber, que en ese momento
está pensando en mí.
Solo un roce basta, para sentir
como entro en un sueño profundo
en donde los olores, parecen reales
donde las flores, parecen cantar melodías
sólo para los dos. Pero es en ese momento
donde te das cuenta, que esa mirada, no te busca a ti, si no a alguien mas, donde las flores del sueño, comienzan a marchitarse.
A tu alrededor, el agua se vuelve más oscura, y mas, y más, hasta que comienzas a ahogarte,
te ahogas, con tus propias lágrimas sin saber en qué momento comenzaron a salir.
Caen en el suelo, como las hojas, tristes, que se despiden de los árboles en otoño, con un sollozo hasta llegar al suelo.
El mismo, que haces tú en ese pequeño instante.
Y es en ese momento, donde te das cuenta,
que él, no te es correspondido.
- Autor: Cailin (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de septiembre de 2014 a las 10:42
- Categoría: Amor
- Lecturas: 33
- Usuarios favoritos de este poema: ADOLFO CESAR MARCELLO, El Hombre de la Rosa
Comentarios3
Comenzaba bien y terminamos sollozando. Bueno, así es la vida. Y tu poesía lo describe en una bonita forma. Felicitaciones, amiga.
Besos.
Ruben.
Muy hermoso poema, felicitaciones
Una brazo desde Perú
Eugenio
Muy hermoso tu gran poema de amor amiga Milagros...
Un placer la lectura de tus letras...
Saludos de críspulo...
El Hombre de la Rosa
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