Me canso.
Sucede que me canso.
No como Neruda de ser hombre
si no, de pasear mis edades
siempre por los mismos senderos:
esos que llevan a una Roma
de fontanas obtusas y taponadas
arrojando monedas
a los dientes de los crepúsculos.
Siempre el mismo empedrado sin costillas;
diseño de gigantes gateando
hacia un orbe nuevo de etéreas nostalgias.
Sin abrir las compuertas de las acequias,
-eriales sin oasis-
veo anegarse frente a mis delirios
el minúsculo intento de romper cadenas
con la parsimonia del necio.
Voy plantando magnolias en los retretes
para olvidarme del desamparo,
y espero que broten entre el cieno
de lo estático.
Mientras, espero y espero
que los almanaques de las horas
alumbren pegajosos cadáveres
de física cuántitica resolviendo
ecuaciones a destajo.
No apostando nada,
para no perder nada.
Regalando las barajas de las posibilidades
a los arcanos del desasosiego
que despojan almas
de sus engalanadas vestimentas
para trasmutarlas
en homeless de una imprecisa ventura.
Sempiterna incertidumbre
de sofá y degollado mueble
que chirría hastíado mi nombre.
Camino de dameros en los pasillos que atravieso
con la premura de quien encontrará
entre las baldosas,
el santo grial de su existencia
y tan solo encuentra,
aquellas trampas para ratas
por donde siempre se vuelve a pasar.
¡No modifiques tu camino!
grita el estepario lobo del subconsciente
haciendo gala de su bastarda condición
de dueño y señor de un vitalicio feudo.
No retornes a Itaca
pues ni siquiera
tienes un perro que te reconozca
ni Atenea que disimule tus facciones
rabiosas de cicatrices,
o te advierta de los peligros que te acechan.
Vuelve sobre tu rastro y camina
sobre el asfalto de las preguntas;
ponzoñosa arteria donde te reconoces.
Entre tempestades de mediocres membresías
y apuestos hijos de Abraxas,
pero
te
reconoces.
Muerden los templaríos de las hecatombes
todo intento de traspasar
los arrabales de la remembranza
y caminar sobre las aguas,
como un Cristo que despojado de su ego
nos regaló un camino nuevo.
Océano,
dones de profecía entre serpientes
padre de ríos y arroyos-
" Poderosa corriente del río océano"
relató Homero.
Extenderse hacia el pecho de las aguas
circundando horizontes y suelo raso
como una orquesta armoníca
con el sol como única batuta.
Es Titán quien cópula mis futuros
sin pecado original.
Que hasta la culpa y el yugo de su castigo
caducan,
escupiendo el beso del perdón
en nuestro maldito karma
el día menos esperado.
Abro la ventana de la algarabía
entran machaconas moscas nacaradas
obturando la salida de este dédalo sanguinario.
Cierro puertas, y se aferran
a las grietas del alma
como un condenado a su última cena.
Ya
pasó
vuestro tiempo.
Los cíclopes reverencian mi paso
y gritaré a Polifemo que " ningún hombre"
jamás hiere.
Quebrantaré
el sacrílego dogma de la presunta
felicidad terrenal
de pies en el suelo
y cabezas en el cielo.
Océano donde beber las primeras aguas
diáfanas, saciantes y sanadoras
arropando,
los despojos de los hombres.
Me canso,
sucede que me canso,
no como Neruda de ser hombre
si no, de no saber ser niña
y
amada hija del oráculo de Nereos.
- Autor: pilar gorricho ( Offline)
- Publicado: 1 de octubre de 2014 a las 16:37
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 116
Comentarios1
Muchas gracias Tauro Chile por leer mi poema.Si lo deseas me puedes añadir en tu circulo de amistad? Yo soy nueva por acá y no sé cómo se hace mi amigo.Besos y gracias.
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