Jesús, dame una señal,
un evangelio sin dudas
donde la mano de Judas
no me traicione al final.
Arde la noche, el cristal
del Apocalipsis vuela;
el tiempo clava su espuela
en los ojos del vidente.
Jesús, nadie se arrepiente
del pecado.
La gacela
de la noche se disfraza,
hay una cruz que vacila,
un arcángel que vigila
cada rincón de la casa.
Voy a morir en la escasa
soledad de mi inocencia;
el sol hace penitencia
en el altar del ocaso;
Jesús, peco en cada paso,
no soporto la obediencia.
Me detengo ante la puerta,
busco los peces, el pan;
pero veo que no están
donde los creí. Desierta
queda la calle. Despierta
mi sombra y a contraluz
escapo solo con tus
discípulos a la gloria.
Jesús, cámbiame la historia,
cédeme un puesto en tu cruz.
- Autor: Atin58 ( Offline)
- Publicado: 3 de octubre de 2014 a las 07:18
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 79
- Usuarios favoritos de este poema: WandaAngel
Comentarios2
La acción de pecar y reprimirse el estallido del subconsciente..., y cuando es el día del juicio final llega en el pecho el cargo de consciencia..., (aunque Judas haya sido un personaje obligado a su actuar por la escritura), pero, Judas aún así, es un símbolo de traición..., me gusto la interpretación de Judas quien es el hablante lírico, y en la prosa, se puede apreciar muy bien el sentido de reflexión...
Gracias por sus comentarios.
Agustín
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