El silencio del sol

Gabriel

A Brenda Oviedo

La mañana
engendraba un noctámbulo.
Sólo tuve un designio en la sepultura.
Oculté en la espada todas
las lanzas encordadas en la raíz,
el cemento matinal.
Las paredes madrugaron en la niña encinta.
Ella estaba sentada en el mar,
dando a luz. Yo me acercaba con un tridente.
Sólo irradiaba espejos amarillos
la paz de su adolescencia. Tendió nuestra cuna
desde su mano.
La piedra fluctuaba. La historia era secreta,
épocas
en que navegábamos por los relojes.
La llave temporal es ella.
La nada
desaparece. Desnudándola,
sólo veo clavos. ¿Estaré vivo aún?
Las nubes me crucifican.
El árbol crece
como una lápida.
El río del mundo
se cierra en el tejido.
Llevamos esta impronta en lo sombrío.
¿La paradoja?
Nunca la conocí: El sol…
es un ser silencioso.

  • Autor: Gabriel (Offline Offline)
  • Publicado: 5 de octubre de 2014 a las 01:04
  • Comentario del autor sobre el poema: Con una métrica un tanto barroca, éste es un poema que escribí para una compañera. Fue mi alumna de Historia hace unos años, y con estos versos le rindo homenaje.
  • Categoría: Erótico
  • Lecturas: 38
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