Yo te vi, calandria malagradecida, en tu jaula de oro, cantando de dolor, clamando por la libertad que te llevaría a recorrer alegremente los aires y las copas de los árboles.
Y te vi también implorarle al gorrioncillo para que te librara de la lujosa prisión que consumía tu vida.
-Contigo me iré –le imploraste al gorrioncillo enamorado de ti- si puedes sacarme de la jaula.
Y con su piquito, sangriento de luchar contra las rejas de tu prisión, recobraste la libertad.
Y te elevaste por los aires. Y volaste libremente.
Y te olvidaste del gorrioncillo que te devolvió la libertad. ¡Cuánta ingratitud!
Y tu ingenuo salvador se posó sobre un manzano…Y lloró, lloró, lloró.
- Autor: rodulfogonzalez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de octubre de 2014 a las 12:05
- Categoría: Amor
- Lecturas: 190
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, Violeta
Comentarios4
Es de bien nacidos ser agradecidos. Parece ser que los pajarillos de tu cuento no conocen este refrán. Tendrás que enseñárselo a la calandria.....
Bonita fábula
Un abrazo
La inspiración es de un corrido mexicano. Gracias y reciba saludos desde mi bella Venezuela.
Ese texto en prosa poética está inspirado en un corrido mexicano. Un abrazo desde mi bella Venezuela.
Muy hermosa tu oda a la libertad que tanto ansias amigo Eladio...
Muy grata la lectura de tus letras...
Un abrazo de amistad de críspulo
El Hombre de la Rosa
Usted siempre generoso al comentar mis textos. Un abrazo desde mi bella Venezuela.
En una jaula de oro,
Pendiente del balcón,
Se hallaba una calandria,
Cantando su dolor.
Hasta que un gorrioncillo,
A su jaula llego,
"Si usted puede sacarme,
con usted yo me voy."
Y el pobre gorrioncillo,
De ella se enamoro,
Y el pobre como pudo
Los alambres rompió.
Y la ingrata calandria,
Después que la sacó,
Tan luego se vio libre,
Voló, voló y voló.
El pobre gorrioncillo,
Todavía la siguió,
PA' ver si le cumplía
Lo que le prometió.
La malvada calandria,
Esto le contestó:
"a uste ni lo conozco
ni presa he sido yo."
Y triste el gorrioncillo,
Luego se regresó,
Se paró en un manzano,
Lloró, lloró y lloró
Y ahora en esa jaula,
Pendiente del balcón,
Se encuentra el gorrioncillo,
Cantando su pasión. ...
Una canción de mis preferidas
Abracitos 🙂
Mi texto a la ingrata calandria te llegó al alma. No te había contestado porque me encontraba afectado por la chukinguya, que obliga al paciente a gatear en la cama para poder movilizarse y le hace doler todos los huesos del cuerpo. Un abrazote desde mi bella Venezuela.
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