Pasan apurados,
Y nadie se mira,
A las oficinas,
Van a trabajar.
El ruido ensordece,
De los colectivos,
Que tocan bocina,
Para transitar.
Así la jornada,
Con furia amanece,
Mujeres y niños,
Corren por igual.
No hay un segundo,
De pausa y espera,
Desfilan nerviosos,
En su trajinar.
La noche se acerca,
Las luces se prenden,
Todos apresuran,
El paso al andar.
Llegar a sus casas,
Cansados y hastíos,
Buscando descanso,
En la paz del hogar.
La ciudad se apaga,
Es la madrugada,
Faltará muy poco,
Para comenzar,
Otro nuevo día,
Que nadie se mira,
Fueron devorados,
Por la gran ciudad.
- Autor: Ger (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de octubre de 2014 a las 19:20
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 55
- Usuarios favoritos de este poema: , El Hombre de la Rosa
Comentarios6
Gracias Coralina, yo también soy parte de toda ese gente y también me siento devorado.
Un Abrazo Amiga, y gracias por leerme.
Ger.
Realidad plasmada en versos
Gracias poeta por tu visita.
Saludos
Ger.
Muy hermosa la lectura de tus versos amigo Ger
Saludos españoles de Críspulo
Gracias amigo Crispulo, aprovecho para saludarte y enviarte un abrazo que llegará a tu bella España.
ger
Una linda descripción de una jornada en una ciudad cualquiera.
Un abrazo
Muchas Gracias Amigo Poeta y aprovecho para enviarte un abrazo.
Ger.
Este poema refleja con hermosura la vida real de todos nosotros. Felicito tu talento poético y te envio un abrazo.
Muchas Gracias por tu comentario y por tu visita a mis letras.
Un abrazo
Ger.
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