Hay que ser tajantes.
Yo conocí el amor al que somos ajenos,
ese que alimenta y fortalece desde el beso o la caricia,
ese que no vive en tus labios, que no habita tu cuerpo.
Desperdicias, así, tus tardes a mi lado,
sin hallar excusa a la mezquindad de mi afecto,
mirándome con ojos tristes, indagando.
Como esperando oír un anuncio de mi boca.
Como esperando oirme decir "te quiero".
Pero las cosas no son asi.
No eres mitad de mi ni eco en la palabra del amor.
El deseo no florece junto a tus palmas
como en el campo los lirios.
Ni bebo de ti el beso que azota el cuerpo de mi sed.
Por eso te digo: adiós. Adiós, mujer, adiós,
que tu amor no es amor,
no es amor mio,
como mio es el amor que quise darte
pero no se entregaba a tus conservas.
Te dejo antes de secarte
porque cuando solo uno quiere uno se gasta
y queda cansado de esforzarse.
Te dejo para que alguien más te quiera,
y no te seques y ames y seas amada
como yo no te he amado; como yo no puedo amarte.
- Autor: Aarón Kráuss (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de octubre de 2014 a las 02:32
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 40
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios2
Me gusto tu poema amigo Aaron
Un placer pasar por tu portal...
Saludos de amistad...
El Hombre de la Rosa
una determinacion muy sabia
quiza otro le pueda hacer feliz.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.